1.- Como ser popular.

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La campana sonó avisando a los alumnos que debían ir a clases. Una oscura cabellera se encontraba perdida entre medio de la muchedumbre de personas.

Los adolescentes iban cada uno a su aula correspondiente mientras este iba en contra de la corriente intentando encontrar la recepción.

Iba chocando con todos y susurraba pequeñas disculpas mientras alzaba la vista e intentaba encontrar algún letrero que lo guiara entre todas las cabezas.

Estaban casi en invierno por lo que la calefacción estaba prendida y el calor que irradiaban todos los alumnos en un lugar reducido le hacían transpirar.

Se fijo nuevamente en el pedazo de papel que tenía en la mano sudorosa. Allí decía hacia donde tenía que ir y con quien hablar. Bufo por lo bajo, por lo menos podrían haber anotado las indicaciones de cómo llegar a la recepción.

La última alumna se metió en el aula y quedo el morocho solo en los pasillos más perdido que antes. Se dio media vuelta y vio unas escaleras que conducían hacia abajo, pero ni siquiera sabía en qué piso se encontraba.

Maldijo por lo bajo mientras sus ojos azules brillaron con desesperación.
Debería haber tomado la oferta que le ofreció su padre al acompañarlo adentro pero el rápidamente se negó. Claro, ¿qué pensarían los demás de un chico de secundaria siendo acompañado por su padre? Sería ridículo y lo marcarían rápidamente y él no quería empezar mal. Aunque era popular en su otro instituto, no significa que aquí lo seria. Pero las primeras impresiones siempre son las cruciales, y él lo sabía mejor que nadie.

Pudo ver un pequeño cartel que decía "baños" y se dirigió hasta allí. Empujó la puerta que tenía el dibujo de un hombre y se adentro. Era un baño común. Baldosas blancas, las paredes pintadas de azul oscuro, cuatro lavamanos y unos cuantos cubículos.

Dejo la mochila negra en el piso y se lavo la cara. Se miro en el espejo. Tenía unas leves ojeras que apenas se notaban pero hacían resaltar más sus ojos azules. Apenas había llegado el día anterior a la nueva ciudad y su madre no quería hacer que se atrasara mas con las clases, asique no espero nada para mandarlo de nuevo a la tortura. En el avión no había podido dormir nada, aunque viajaron en un jet privado, habían demasiadas turbulencias para dormir y en la noche no había pegado ojo. No por los nervios, sino porque no estaba acostumbrado al nuevo horario.

Se revolvió un poco el pelo y miro su celular. Eran las ocho y media. Tendría que haber entrado a clase hace media hora.

Busco en su buzón de mensajes para ver si tenía alguno, pero solo había uno de su perdido amigo de la infancia. Claramente, no era el mensaje que él esperaba. Ya que al amor a distancia no existía y todos lo sabían, tuvo que cortar con su novia, pero aun tenía la esperanza de que ella lo extrañara un poco y le preguntara como había llegado.

Se colgó la mochila en el hombro izquierdo y salió del baño. Aun seguía con la vista en el teléfono ya que choco con alguien y casi cae al suelo.

Se sostuvo rápidamente de la pared y no cayo, pero su acompañante no tuvo la misma suerte y cayo de trasero.

-Auch -se quejo.

-Lo siento -se disculpo el morocho y ayudó a pararse al chico.

Este se miro los brazos para revisar que no estuviera lastimado.

Llevaba una remera negra de la guerra de las galaxias y unos pantalones gigantes marrones. Era rubio oscuro, el pelo largo y lleno de rulos. Era flaco casi escuálido.
El morocho giro los ojos. Era el tipo de chico que quería evitar. El típico nerd del que seguramente todos se burlaban y del que él se burlaba en su antiguo instituto.

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