CAPÍTULO 13

1.6K 67 2
                                    

Así, el chico comenzó a correr por aquel bosque, sin mirar atrás buscando su salvación en algún lugar lejos de aquí.

Komaroff: Esta noche es tu primera pelea. -Dijo yéndose-.

Oh dios, esta noche, es increíble, no estoy nada preparada y no tengo ni idea del tipo de bestias que compiten en esa clase de peleas.

Volví a mi "habitación" y empecé a estirar cuando Komaroff se acercó a la puerta con unos pantalones negros y unas botas negras también. Las dejó en el suelo y dijo:

Komaroff: Oh querida, no gastes tu energía ahora que no estás en peligro. Resérvalas para más tarde, te van a hacer mucha falta.

Ya sabía yo que allí se soltaban hombres que imitaban el volumen de mastodontes, y el simple hecho de pensarlo me daba escalofríos.

Una hora más tarde ya estaba en el maletero donde era conducida hacía lo que para ellos iba a ser una contemporánea lucha de gladiadores.

Entramos a un hotel bastante lujoso para ser de la mafia, estaba repleto de gente que bebía y fumaba, y estaba segura de que no era tabaco.

Al atravesar un patio me topé con otro jardín con una profunda piscina vacía.

Ahí dentro se hacían las peleas. Como un ring emparedado. Genial.

Un hombre de aproximadamente 1'60 y bastante gordo se acercó a nosotros, y saludó con un fuerte abrazo a Komaroff, hablaron íntimamente durante un par de minutos, se separó y me miró.
Komaroff: Sígueme, te llevaré a una habitación donde podrás cambiarte.
Me dejó sola en una habitación donde me puse unos pantalones ajustados negros, unas botas militares negras y un top negro. Me hice una coleta en el pelo y me miré al espejo.
Ya me imaginaba yo que este trabajo traería situaciones así, pero tienes que estar en ellas para ver la presión que hace la supervivencia en ti mismo. Estos momentos hay que tomarlos con calma pero sin compasión. Es como estar delante de un tigre que está a punto de atacarte, si corres es muerte segura, pero si lo encaras, como quien encara los problemas, puedes tirar del uso te la inteligencia, que es casi mejor arma que la fuerza, aunque está bien tener poco de ambas.
Tocaron mi puerta sacándome de mis pensamientos, se acabó la reflexión, empezamos con la acción.
Una mujer, camarera creo por su ropa, me condujo por un pasillo de gente hasta el borde de aquella piscina, donde un hombre parecido a un elefante me esperaba dentro. Perfectamente pesaría más de 150 kilos. Simplemente perfecto.
Saltó sobre sus pies y la imagen de sus pliegues de grasa rebotando me dieron arcadas. Estaba en desventaja con respecto a la fuerza, porque si simplemente se apoyaba en mi me dejaría como un papiro, pero inteligencia y movilidad parecía no tener demasiada así que por esa parte estaba en ventaja. Por los gritos, el hombre grasa, llamado así por mi, se llamaba realmente Billy.
Cabe destacar que daba asco, mucho asco. Bajé por las escaleras y salté al pisar el fondo de la piscina, encontrándome cara a cara con el hombre grasa.
Me miró de arriba a abajo estudiándome sin ningún disimulo y al mirarme tenía una risa socarrona.
Billy: Que lástima que tenga que destrozar a una mujer tan guapa.
__: No lo des por hecho antes de empezar querido.
Dije estoy con un tono de voz que goteaba ironía y desprecio.
LUCHADORES A SUS PUESTOS! Gritó una voz a través de un megáfono. Nos colocamos los dos en posición de ataque cuando la campana que daba comienzo al juego sonó. El juego ha comenzado.

Como ya les avisé ayer, aquí tienen su merecido capítulo. Recuerden comentar y votar! 😘 las quierooooo💕

Hawaii Five-0       -Una Más-Where stories live. Discover now