Capitulo 6

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Lo primero que hago nada mas despertarme es, coger el móvil y llamar a Alba y a Miguel.

– ¡Felicidades Alba!

– Gracias Cris.

– Felicita también a tu hermano de mi parte.

– De acuerdo, ahora se lo digo de tu parte.

– Bueno Cris, ahora nos vemos – y me cuelga.

Yo creo que todavía sigue un poco cabreada por no haber querido quedar ayer con ella pero cuando vea la fiesta, va a cambiar de estado inmediatamente.

Nada mas colgar Alba,
me llama Alex.

– Cris, te he llamado un par de veces y estabas comunicando – me dice con tono de preocupación.

– Estaba hablando con Alba, ya sabes, para felicitarla – le explico.

– Yo todavía no he llamado a Miguel. Ahora lo llamo. Cambiando de tema, ¿al final, donde vamos a preparar la fiesta y a que hora? – me pregunta Alex.

– Yo le podría preguntar a mi madre, lo mas seguro es que nos deje, al ser nosotros cuatro... – respondo.

Oigo a mi madre preparar el desayuno. Pego un grito y le pregunto lo de la fiesta. Ella responde que si,
pero con la condición de que recojamos todo lo que ensuciemos.

– Mi madre me ha dicho que vale pero que luego recojamos todo, – le comunico – y sobre la hora, yo creo que sobre las cuatro está bien. Nos da tiempo a comer y, así, empezamos a las seis la fiesta ¿no?

– Yo creo que así está bien – responde, Alex, conforme.

– De acuerdo, pues, entonces, hasta las seis – le digo con un tono cariñoso.

– Hasta las seis, entonces – me responde con el mismo tono que el mío. A continuación, cuelga.

Mientras estoy desayunando, me doy cuenta de que no he quedado con Alba en ningún sitio.

Cuando termino, vuelvo a llamarla.

– Hola otra vez – me río – es que no hemos quedado en ningún sitio.

– Es verdad, – afirma – ¿te parece si vamos a la playa?

– Tu eliges, eres la cumpleañera – ahora, la que se ríe, es ella.

– De acuerdo, en media hora nos vemos.

– Si quieres, le puedes decir a Miguel que si quiere venir. Y que llame a Alex por si quiere.

– Vale, ahora se lo digo – me comunica.

– Hasta ahora, Alba.

– Hasta ahora.

Me visto rápido, después de haberme lavado. Me dejo el pelo suelto pero me llevo un coletero por si acaso.

Cuando bajo, no hay nadie. Al mirar el reloj, me doy cuenta de que solo habían pasado quince minutos.

Mientras llegan, comienzo a colocar la sombrilla y las sillas de playa.

De repente, alguien me sorprende por detrás. Es Alex.

– Hola Cris – me saluda – me parece que te he asustado un poco.

– Si un poco. – río – ¿Que tal?

– Bueno, la verdad es que nada nuevo desde ayer – me responde ayudándome a colocar las cosas.

Al momento, nuestras manos se rozan. Siento como un escalofrío. Como si me hubiese transmitido electricidad por todo el cuerpo.

Un camino hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora