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~*Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas*~
¿Qué es el amor? Es el sentimiento más noble y puro que se puede llegar a sentir por una persona. Tener a ese alguien especial... por la cual serías capaz de darlo tod...
Hoy ya era de noche y hacía bastante frío. En este preciso instante me encontraba acurrucada en la cama que ocupaba en la casa de los Pevensie. ¿Por qué estoy aquí? Sencillo, eran días de guerra y mi padre junto al señor Pevensie se fueron para combatir en ella.
Mi madre, por su lado, tenía planeado que ella y yo nos mudáramos a Francia, dónde estaba mi familia del lado materno, pero yo obviamente me negué a tal absurda idea porque no quería dejar este lugar, ni a los Pevensie que en estos años se habían convertido en otra familia para mí.
Helen —la mamá de los chicos— dijo que no tendría problemas de que me quedara en su casa, ya que después de todo era como una hija más para la familia, ay que linda, así que convencimos a mi mamá de que ella se fuera sola a Francia y eso pasó, al final cedió para que me quedara... Aunque tenía que seguir muchas reglas y seguir en contacto con ella.
Al principio de todo era divertido, podíamos hacer pijamadas con los chicos y quedarnos jugando o platicando hasta la noche. Pero luego todo se tornó un poco más aburrido y serio, ya que la guerra seguía allá afuera. Solo esperaba que mi padre vuelva con vida. Pero quien sabe si volverá...
De repente, se escucharon unos ruidos fuertes, como bombardeos. Ay, otra vez no... Me levanté rápidamente de mi cama y fui hacia el pasillo en dónde me encontré a Peter y a Susan.
-¡Ustedes vayan por Lucy! -nos dijo el rubio e inmediatamente le hicimos caso y nos dirigimos hacia el cuarto de la pequeña.
-¡Mami! ¡Susan! ¡_____! -dijo ella mientras estaba acurrucada de miedo en su cama.
-¡Lucy! ¡Tenemos que irnos! -Tomé su mano y la saqué de la cama mientras nos íbamos de aquel lugar.
Salimos de la casa hacia el refugio, pero justo cuando estábamos por entrar, Edmund se soltó de Peter y se fue corriendo hacia adentro... y entendía el porqué.
-¡Edmund, no! -gritó su madre.
-¡Yo lo traigo mamá! -dijo Peter y se fue tras él hacia adentro de la casa.
-¡Peter, espera! -grité pero ya era tarde, ellos se habían ido.
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