Sorry, Marianne.

245 22 27
                                    

A veces, quisiera tirar a Raito por la ventana. Mira nada más lo pervertido que se comporta contigo. Me da igual lo que haga con Yui. Pero tú... Si te hace algo, yo le quito su descendencia.

Claro, obviamente él diría: 'Para eso está esta chica'. Por desgracia, es verdad. Tú estás aquí para alimentarnos. Yui ya no puede hacer nada, ahora está en proceso de convertirse en vampiresa por culpa de Cordelia. No sé si considerar este cambio bueno, o malo.

Te conocí, eso es bueno. Pero al parecer sí eres inteligente, tratas de alejarte lo más posible de nosotros por el simple hecho de ser vampiros. Eso es malo, al menos para mi.

Cuando te veo, las ganas de mandar a todos a la mierda, se desvanecen —al menos por un tiempo corto—. No. La verdad, es que aún contigo a mi lado, me da ganas de mandar a los hijos de esa persona a un lugar peor que el mismísimo infierno.

—Subaru-kun... La cena está servida.

Su voz aguda solo hace que esté aún más fastidiado de lo normal. ¿Qué cena? Me importa poco si como o no, ni siquiera lo necesito.

No acostumbro a cenar, y menos cuando Yui se atreve a cocinar. Pero, quisiera verte. No sé porqué, y tampoco me interesa esa razón.

—Más te vale que Reiji haya cocinado —Le respondo a la rubia.

Sus ojos color rubí desvían su mirada hacia la dirección contraria. Le doy miedo aún. Tal vez por darle una daga que usó en ella misma hace tiempo, o tal vez por mi costumbre de golpear cosas. No es como si su concepto sobre mi me importe, ni siquiera me importan los hijos de esa persona; esos bastardos no merecen ser llamados 'hermanos' por mi.

Yui se retira de la entrada a mi habitación lo más rápido que sus nuevos poderes de vampireza le permiten. Ha estado practicando, ya sabe teletransportarse a lugares no muy lejanos.

Cuando me teletrasporto a la entrada del comedor, extrañamente, todos están allí. Excepto Shuu. Ese infeliz, sólo puede dormir en su vida. Me quedó ahí parado, apoyado en una pared, sin decir nada. No quiero comer, tan solo me basta con verte.

—Nee~ Mary-chan... Hueles delicioso...

Ahí está de nuevo, el único que te hace la vida imposible en la mansión con sus pensamientos impuros. Me da asco.

Una ligera sensación de satisfacción se asoma en mi al ver como lo empujas lejos de ti. Me encanta eso.

—No pienso comer nada —anuncias cruzándote de brazos.

Una de las cosas que no entiendo de ti, es tu idioma. A veces hablas en inglés y, cuando hablas japonés, lo pronuncias muy raro. Inglaterra, ¿de ahí venías, no?

—Tienes que comer, ¿qué clase de sangre darás, entonces? Ore-sama detesta la sangre desnutrida.

Otro bastardo egocéntrico. Aún no entiendo del todo porqué Yui siente aprecio a alguien como él. La trató mal incontables veces, pero por unos cuantos besos, cayó a sus pies. Si así de fácil fuera contigo, probablemente ya me hubiera cansado.

—Prefiero eso, a ser mordida por ustedes... Stupid Ayato, I want to kick your fucking ass and throw you to hell.¹

Lo último lo dijo con odio, solo logré entender algunas palabras, eran insultos. Me interesa poco aprender otro idioma, de todas formas no me serviría, ya que casi nunca salimos de la mansión.

El menor de los trillizos no hizo caso, obviamente no entendió ni una mierda de lo que dijiste. Es tan inútil, que me da gracia.

Inglesa, con rasgos japoneses. Me fascina esa combinación. Tu cabello azabache es ligeramente ondulado y la forma en la que lo cepillas queda perfecto. Tus ojos tan negros y profundos que puedo perderme en tu mirada a cada segundo. Tu sangre... Es la más exquisita que he probado. No es una sangre netamente japonesa, es también europea. Sabe delicioso. El tan solo pensar en eso, hace que me altere por poder incrustar mis colmillos en tu piel, y deleitarme con tal sabor.

Sorry, Marianne. [One-shot; Subaru]Where stories live. Discover now