Un hombre misterioso con lentes negros se adentraba a un local a hospedarse, miraba hacia los lados y le indico al recepcionista que tendría una visita.
El hombre alto de cuerpo bien formado y cabello obscuro entro a la habitación y al cerrar la puerta se quito su gabardina café y sus lentes los dejo en un pequeño buro.
Se sentó en la cama, recargando su ancha espalda en la cabecera viendo ansiosamente aquella puerta.
Acerco su mano a su rostro y se sacudió el pelo; la puerta se oyó y rápidamente dirigió su mirada a el sujeto que entraba, su cabello castaño era tan largo que escondía aquel rostro que a diario veía, esa figura esbelta, casi como la de una chica lo volvía loco... ¡Era lo mejor del mundo! Y el joven ignoraba ese pensamiento.
-Hola de nuevo.- le sonrió de lado y en su voz se notaba lo seductor que podía ser.
-Hola, Minho.- paulatinamente se acerco al mencionado y se sentó sobre sus piernas, dejándolas completamente abiertas.
-¿No piensas hablar un poquito, Taemin?.- cuestiono su compañero y el inclino su rostro hasta su cuello. Minho podía sentir el caliente aliento caer sobre su cuello... le encantaba que lo tentara, así que no se contuvo y lamio su cuello lentamente, el más pequeño mordió un poco la oreja de su amante y soltó un jadeo.
Poso sus hábiles manos debajo de la camiseta del menor, delineaba toda la figura frente a el; hasta detenerse en los pezones de este. El muchacho le miro con reproche y el rio.
-¿Por qué te detienes?.- renegó y el alto hablo.
-No has hablado nada... me molesta.- hizo una mueca.-Prometo que hablare mas.- susurro en su oído y mordió el hombro de Minho. Acomodo de nuevo las manos del otro y estas comenzaron su trabajo; daban círculos al contorno y por encima, causando una erección en el que recibía y daba caricias.
-¿Q-que tal tu di-i-aahh!?.- la voz del castaño se entrecorto al sentir una mano colada en su entrepierna, masajeando lentamente y por encima de la tela.
-Bien, bueno... si no fuera por Yuri todo estaría bien.- le indico rodando los ojos, odiaba a su padre por haberlo obligado a casarse.
-Mmmh.... Siempre es lo mismo.- Taemin levanto la camisa de su hyung y lamio y succiono aquellos pezones rosados.
-A-ah.... Lo-se... la.. O-odio.- apenas podía juntar silabas.-¿Dime, la quieres?.- lo miro fijamente mientras desabrochaba el pantalón de él.
-¿Crees que si la quisiera estuviera aquí?.- le cuestiono.-Tienes razón.- el resto importancia y saco el duro y grueso miembro de su hyung.
-Sabes que aquí no podre hablar.- le sonrió maliciosamente.-Comprendo.- le dio un lengüetazo a la punta y después lo metió por completo en su cavidad bucal. Subía y bajaba pausadamente tratando de desesperar al mayor; el rápidamente se estreso y enredo sus dedos en los largos cabellos de su amante y le hizo ir a una mayor intensidad.
El joven desabrocho su botón y se quito la ropa, ya sabía que no duraría mucho en ese estado así que intento buscar la boca de su superior y acallar los gemidos que provenían de ahí, para mojar sus dedos.
Su compañero se encontraba en el paraíso, el tragándose todita su erección y con sus dedos en la boca.
Saco sus húmedos dedos y comenzó a auto penetrarse gimiendo y mordiendo el miembro del mayor, continuo con su tarea y después entro el segundo, el tercero no tardo en llegar a la fiesta y fue tan fuerte la succión que dio ante la molestia, que hizo que Minho se corriera en su boca.
-Comparte.- acerco su boca e introdujo su lengua, era la saliva de ambos con el semen de uno de ellos. Se separaron y después Taemin se recostó, Minho lo tomo por sus piernas y las subió hasta sus hombros, se abrió paso en aquel estrecho lugar.