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«Mariposas rojas»

Una caricia penetra el oído Sehun de manera vaga pero insistente. Ha estado soñando con campos y jardines, jazmines y mariposas. A lo lejos, en donde inician los picos de los cerros, se vislumbra la figura de una persona que hace que su corazón se hinche de felicidad.

Sehun sonríe mientras sus pies descalzos lo guían hasta la presencia de aquella persona, su pecho se llena de una felicidad tan grande cuando la voz cándida de aquel de cabellos castaños le llama. «Sehun-ah, Sehun-ah» Sehun adora ese sonido fresco, el susurro de aquella voz. Una melodía sin fin sale de ningún lugar y cuando se da cuenta miles de mariposas de alas rojizas crean una cortina alrededor de su persona favorita. Ríe más porque es hermoso; vestido de blanco, descalzo y con la sonrisa incipiente en los labios se ve completamente hermoso.

Las mariposas alzan el vuelo más y más y cuando Sehun se da cuenta hay una espiral alrededor de aquel que le desencaja el entendimiento. La sonrisa de muchacho titubea en sus labios porque la espiral se cierra dejando sólo un celaje rojo intenso alrededor de esa persona. Y cuando escucha los gritos, cuando le llaman con desespero, Sehun se asusta.

Una caricia penetra su odio, y cuando abre sus ojos, las mariposas han borrado del campo de jazmín la presencia de aquella ser. Con el nombre en la punta de sus labios, Sehun grita despavorido.

—¡Luhan!

Cuando Sehun abre los ojos, está recostado en el pupitre del aula de clases mientras Tao y Yifan juguetean con una pluma dentro de su oído. El corazón del repiquetea en el pecho y con la vista acuosa enfoca a todos lados buscando a aquella figura que pedía rescate en sus sueños.

Sin embargo, Luhan no está.

—Vamos Sehun, sólo es una pluma —dice Tao, uno de sus amigos más cercano.

Tao estudia con Sehun en la facultad Seúl Arts; si, un nombre en inglés para una facultad de coreanos, chinos, si son Tao y Yifan. El chico alto es bastante temible si sólo lo miras de lejos, pero es un gran amigo aunque tenga afinidades peculiares como practicar antes marciales y comprar cosas caras. Tao tiene veinte años al igual que Sehun y ambos están en el segundo año de Artes Escénicas. El grandote que está a su lado es Yifan, a veces le gusta que le llamen Kris para sentirse más canadiense, tiene veintidós y sólo le quedan cuatro años de estudios porque su carrera es la más larga pero no por eso la menos pagada. Yifan es algo así como amigo de Tao y también es compañero de clases de Luhan, su amor platónico desde..., siempre.

—¿Dónde está Luhan? —Sehun no puede evitar preguntar por el chico de sus sueños, literal. Está preocupado porque a pesar de que fue una pesadilla aquello no deja de hacerle sentir escalofríos.

Tao y Yifan se miran para luego rodar los ojos, Sehun desde su lugar en el asiento les exige alguna respuesta porque, que recuerde él, Luhan ya terminó sus clases, y ya debería estar ahí para caminar juntos a casa.

—Dijo que iba al baño, por Dios, Sehun. Déjalo mear en paz —dice Yifan y con las manos en los bolsillos resta importancia al asunto, Tao se ríe pero Sehun no encuentra la gracia.

Su corazón todavía late ferro porque se sintió real la manera en la que Luhan le pedía ayuda. Todavía tiene el sin sabor en la boca y la única manera de poder superar su trauma es mirando a Luhan y asegurándose de que está bien.

Dándose algunos golpecitos en la cara, Sehun se levanta del pupitre que ha estado calentando desde que terminaron las clases. Escuchando el parloteo de Tao y Yifan recoge sus cosas; ha sido un día duro y lo único que espera es poder llegar a su residencia, bañarse, comer y dormir plácidamente.

Eat Me, Drink Me → HunHanOnde histórias criam vida. Descubra agora