10 Minutos Por Dimensión

Cuento 6: Dipperucito Rojo

"Qué ojos tan grandes... Son para verte mejor"

Fue entonces cuando nuestro protagonista llegó, esta vez era un oscuro y tétrico bosque. Casi no se veía nada, gracias a la luz de la luna pudo notar que en el suelo habia un candíl, unos cerillos y una nota. "Enciéndelo Pines" decía aquella nota.

Dipper prendió el candil. Su ropa era genial a su parecer. Pantalones y botas negras, la típica camisa blanca manga larga con un moño negro. Y claro, una capucha roja.

Con esta última prenda ya se sabía de que cuento se trataba. Era uno de sus favoritos desde niño.
Comenzó a caminar, la tenue luz del candíl a duras penas iluminaba el sendero. No había rastro de nadie, solo arboles oscuros.

"—Vamos Pino, ¿Acaso no escuchaste lo que te dijeron?"

Sin duda seguía escuchando la voz de Bill, aunque no tenía ni idea a qué se refería.

"—Tic Tac, cinco minutos."

El castaño comenzó a correr por el bosque, iluminaba todo para saber en donde estaba. Hasta que chocó con una barrera invisible. Era el fin de la dimensión, no había otro portal, ya sabía que Bill se encontraba ahí y que estaba a punto de perder aquel estúpido juego.

Al momento de voltearse para regresar por donde venía fue cuando vio un ojo amarillo entre la oscuridad, colocó el candíl para identificar de quien se trataba.

—Hallaste al lobo, ¿No era más que obvio?

Era Bill, tenía unas orejas y cola de lobo, vaya que le daba un aire sensual. Dipper se sintió como un idiota, todo este tiempo estuvo detrás de él, y las advertencias que le daban en realidad eran pistas.

—Bien Pine tree, ganaste.

—Pero... ¿Que gané? —Dijo Dipper algo confundido.

—Si ganaba yo, destruiría todas las dimensiones pero como ganaste tú. Puedes hacerme lo que quieras —Bill se relamió los labios.

—Quiero regresar a mi dimensión.

—Oh Dipper... Tu dimensión nunca existió

El sexto cuento había concluido.