Capítulo 23

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—Sólo dame un poco de tiempo —insiste Vanesa por enésima vez, mientras yo leo por enésima vez los correos que Alexander me envió cuando lo tuve bloqueado.

—No es como si pudiera hacerme daño virtualmente —me quejo.

—¿Ah, no? Hasta aquí escucho tus suspiros.

No es para menos. Desde que leí los últimos correos de Alexander me reconcilié con cupido. ¿Qué tan peligroso es eso? No obstante, Vanesa y yo estamos encerradas en mi habitación buscando respuestas.

—Estoy segura de que ya te imaginas teniendo bebés con él.

—No —niego, sonriendo pícara. 

—Claro que sí.

—¡No!

—O mejor aún —Vanesa me guiña un ojo—, te imaginas haciendo a esos bebés.

—Oye, ¿por qué sólo piensas en sexo? —me quejo.

—No preguntarías eso si ya hubieras tenido sexo. Y ya no me distraigas.

Vanesa está revisando un listado con los nombres de las personas que estudiaron en la universidad de Ontiva al mismo tiempo que Marco. Pero sigue sin encontrar nada.

—¿Vas a tardar mucho? Ya le quiero escribir a Alexander —Desde la mañana le estoy haciendo tremendo berrinche por esto.

—No. Antes tengo que investigarlo.

Y estoy a punto de hacer otro mohín terrible. —Vanesa...

—Ya te dije que no —Ella está tan concentrada en lo que está haciendo, que todavía tiene a medio terminar parte de la cena que compramos camino a casa—. Sé que me dio información valiosa —dice— Sólo tengo que... buscar más.

Me quiero halar el cabello. Desde que Vanesa intercambio correos con Alexander, ha estado dándole largas para así tener tiempo y averiguar más sobre él antes de que hablemos otra vez. 

—Le quiero escribir —insisto.

—No. Espera... Dijo que es socio de un bufete de abogados y que estudió Ciencias jurídicas en la universidad de Ontiva —repite y repite... —.  Tengo que encontrarlo en este maldito listado.

—¿Y si su verdadero nombre no es Alexander Donoso?

Finalmente Vanesa hace un lado las hojas que está leyendo. —Puede ser. Maldita sea, ni siquiera sé con exactitud a quién estoy investigando.

—¿Y si intentas sacarle más información a Marco? —propongo, viendo suplicante la bandeja de entrada del correo electrónico de Café y letras. Quiero que Alexander me escriba otra vez.

—Me dejó claro que no hablará —reprocha Vanesa—. Él sabe quién está detrás de Alexander Donoso, pero no va a delatarlo. ¡Ay, lo odio!

—Entonces sí son amigos.

—Eso parece —Ahora Vanesa hace una mueca de preocupación—. Oye, ¿y si Donoso no cumple su promesa y si le dice a Marco de mi porno novela?

¡Es la oportunidad que estaba esperando! 

—Puede ser... —digo, prudente—. Por eso deberías permitirme escribirle —Bato mis pestañas hacia ella—. Ya sabes, para cerciorarme de que no te delate.

Resginada, Vanesa coge otra el listado de nombre. —Vale. Pero yo seguiré ojeando esto. Tal vez pueda encontrar algo interesante.

Quiero saltar en un píe, pero me contengo.


De: Café y letras

Asunto: Hola

Carolina entre líneas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora