No la encuentro.

Últimamente Luigi la deja ser libre por la casa y temo que un día de estos sea succionada por una aspiradora.

Abro mi closet para buscar al roedor adentro del bolsillo de alguna sudadera.

Reviso una, reviso dos, reviso tres, no hay rastro de la chinchilla, pero dentro de la sudadera que llevé el fin de semana pasado a Candeli encuentro un papel arrugado sin forma. La hoja es un poco amarillenta y la tinta está algo gastada, confirmo así mis sospechas de que es una noticia añeja y puede que olvidada. Pero eso es lo que menos me interesa, lo que llama la atención con desmesura es un apellido remarcado en el titular de la noticia.

Dopo il trasferimento del sacerdote, la chiesa di Santa Maria celebra la sua riapertura finanziato dalla famiglia Montesinos, con una nuova sacerdotessa responsabile, Madre Dennise.

—¡Damian! —llamo, bajo las escaleras a trote para buscarlo, necesito que me lo traduzca.

Sin embargo, no encuentro al niñero, solo a Joshé que intercepto en las escaleras.

—Hey —llamo su atención. —Tradúceme esto.

Le dejo delante de los ojos el papel arrugado. Me mira sin comprender, pero sus ojos se mueven rápidamente de un párrafo a otro leyendo.

—Habla de una familia que donó mucho dinero para la reinauguración de una iglesia —me explica. —El artículo dice que en 2006 el mandato de dicha iglesia cambió de entidad religiosa ¿Para que necesitas esa información? ¿Estás escribiendo algún artículo sobre Candeli? Allí vive mi madrina, ella puede ayudarte.

Unos pasos resuenan detrás de nosotros y desde la puerta que da al jardín aparece Damian. Sus cejas se enarcan observándonos y me mira con una mirada reprobatoria, me doy cuenta que prácticamente he empujado a Joshué contra la pared y estoy invadiendo su espacio.

—Y después dices que soy yo el que va a terminar en la cárcel —regaña—. ¿Qué estás haciendo con el niño?

—No soy un niño, tengo dieciséis. —refuta el crío.

—Al final resultó que sí había guardado uno de los papeles —explico y al igual que como hice con Joshué, le dejo el papel arrugado frente a la cara.

—¿La familia Montesinos fe la que reformó la iglesia? —Se aparta.

—Así es —y apunto a otra esquina del papel—Y ahí ce el nombre del periódico donde se redactó la noticia.

—No creo que lo encuentres en internet, fue hace mucho.

—Pero las bibliotecas guardan archivos, ¿verdad?

—Si, eso supongo, pero...

—Y en Candeli solo hay una.

—Quinn...—advierte.

Me doy la vuelta para mirar al crio de dieciséis años de frente.

—¿Has dicho que tu madrina vive en Candeli?

Asiente.

—¿Y tienes planes para este sábado? —pregunto.

—¡Quinn! —recibo un regaño todavía mayor por parte de Damian.

Joshué se rasca la nuca y después ladea la cabeza.

—No creo tener demasiado planes. —contesta.

—Genial, le dices a tu madre que te irás de paseo con los Berlusconi y nos acompañas a Candeli mañana por la mañana.

Ni siquiera me molesto en levantar la vista para ver a mi compañero, ya me imagino su cara de enfado.

Cuando nos convirtamos en estrellasWhere stories live. Discover now