1

15.2K 484 721
                                    

—No... No puede ser

Mi voz era solo un susurro. Miraba anonadada aquella varita con dos líneas rosadas. ¡Shawn y yo somos como hermanos! ¿Qué rayos pasaba por mi cabeza cuando ocurrió? En mi mente se instalaron mil preguntas y miedos, pero lo más importante era decirle al padre. Esta criatura no tiene la culpa de nuestro error. Mierda, ¿cómo se lo podré decir sin desmayarme?

Es lo correcto, tanto para él, como para mí y nuestro... bebé.

Tomé mi celular y marqué de inmediato el número de Shawn. Desde que ocurrió hemos estado más unidos, extrañamente. Al tercer timbre, contestó. En mi estómago se instaló un hueco vacío, estaba demasiado nerviosa. Rogaba internamente para que mi voz no temblara, pero en cuanto escuché su voz del otro lado de la línea, mi boca se secó completamente. Mis manos sudaban.

—¿Hola?
—Shawn, hey.

Escucharlo me alegraba, era un poco de alivio luego de todo lo que pasaba por mi mente. Pero al mismo tiempo, tenía mucho terror. ¿Qué diría cuando se lo dijera?

—Hola, Camz. ¿Qué sucede?
—Será que podrás venir a mi casa? Tenemos que... hablar. Es algo muy importante y sería inapropiado hablarlo por teléfono.
—Claro, preciosa. Esta semana estoy en Los Ángeles, ¿cuándo podrías?
—Cuanto antes mejor.
—Okay, entonces nos vemos en un rato. Estoy cerca de tu casa.
—Perfecto. Nos vemos.
—Nos vemos.

Mordí mi labio.

—Oh, ¿y Shawn?
—Dime.
—Gracias.

Rió.

—No tienes que agradecerme. Además, tengo muchas ganas de verte.

Y sin decir nada más, colgó. En un rato estaría aquí.

Me paseé por toda la habitación pensando en como se lo diría. ¿Existe alguna manera apropiada de compartir esta noticia sin que suene raro? Creo que no. Y para mi mala suerte, el tiempo se hizo extremadamente corto, en menos de lo que logré asimilar, el timbre estaba sonando. Afortunadamente, mis padres habían salido con mi hermana, así que me encontraba sola. Abrí la puerta con la mayor lentitud que podía, no quería enfrentarme a la realidad. ¡Tenía dieciocho años! Estaba en una banda, y ahora embarazada de un chico de diecisiete. Oh, Dios. ¡Soy una asaltacunas!

—Hola.
—Hola, Shawn.

Nos miramos fijamente durante unos pocos segundos. Me aparté de la puerta, invitándolo a entrar. Caminamos en silencio hasta el salón y se instaló un silencio sepulcral durante una lucha de miradas, hasta que él decidió romper el hielo.

—¿Y? ¿Para que me solicitabas?

Dios, se veía hermoso.

—Um... No sé como explicar esto, así que solo trataré de buscar la manera más adecuada.
—Camila, me estás preocupando. Puedes contarme lo que sea.
—¿Recuerdas que hace casi dos meses... Pasó eso?

Soltó una tímida risa que me hizo sonreír.

—Como para olvidarlo.
—Pues... Lo que pasa es que ahora... Estoy embarazada.
—¡Debes estar bromeando! ¡No es posible!
—No Shawn, ¡Y claro que puede ser posible! No usamos métodos anticonceptivos.
—Pensé que tomabas pastillas...
—Ese día tal vez olvidé tomarme una, o dos... ¡Yo que sé, estábamos de vacaciones!
—Dios. Okay, esta bien. ¿Pero estás cien por ciento segura?
—Casi.

Me miró ceñudo.

—¿Casi? ¿Qué significa un casi?
—Sólo me tomé un test, y la marea roja no ha venido. Estaba con fecha hace dos semanas, pero con el nuevo álbum no... No me percaté. Ven.

Unexpected; ShawmilaWhere stories live. Discover now