Eso lo deja helado. Se detiene antes de dar un paso más.

—¿Salió de verdad?—inquiere.

—Ni siquiera le dieron domiciliaria. Está completamente suelto.

¿Pero ese tipo quien es? ¿Al Capone?

—No tengo edad para un orfanato. Y no cobraba tanto como para poder permitirme una renta, seguiré quedándome en el refugio hasta que consiga algo mejor.

—El refugio es peligroso —acota agotada, pero no se da por vencida.

—Puede quedarse aquí —propone Rose.

—¡Oye! — Me quejo. —¡Eso no lo dijiste ayer!

—No podemos dejar que se quede así. —Me discute.

—¡Sí, sí que podemos! —Mis ojos se salen de las órbitas. Tiene que estar de broma. Una jodida broma.

Los ojos grises de él se cruzan con los míos, un destello perdido se asoma desde su mirada y por un momento siento que otra vez estoy siendo incomprensiva e insensible.

Porque soy consciente de que no todos los niños huérfanos corren con la suerte que tuve yo, muchos de esos jóvenes que andan vagando por la calle, buscando comida y refugio hacen todo lo posible por sobrevivir —y no siempre lo consiguen de una buena forma— Son niños desamparados, abandonados que al crecer terminan siendo corrompidos por el mundo, porque cuando dejas de ser un crío la gente ya no te tiene lástima. Y es ahí cuando comienzas a llorar en silencio porque ya nadie te oye; y si alguien te escucha, te pide que te calles porque a nadie le importa.

—Puede quedarse aquí provisionalmente hasta que sepan que hacer. De todas formas, Quinn se irá pronto de viaje y habrá una habitación libre —Anuncia mi tutora a veredicto final y eso hace que recaiga nuevamente en la inquietud.

—El viaje se canceló —siento otra vez tres pares de miradas sobre mi—. Fred y yo terminamos.

—¿Terminaron? —Repite Sonia sorprendida —¿Pero qué pasó?

—Demasiadas cosas, solo sé que será definitivo y no hay forma de que volvamos.

Los brazos de Rose rodean mis hombros, lo que menos quiero es ver como siente pena por mí, pero es lo que justamente está haciendo. Y con público

—¿Por qué no me lo contaste?

—Creo que hay cosas más importantes —Y no falta aclarar a qué me refiero. Por primera vez en cuarenta y ocho horas, no me parece tan mala idea que él esté aquí. De esa forma en interés de todos recae en él y nadie se preocupa por cuestionar el porqué de mi ruptura.

—Bueno, podríamos seguir haciendo las cosas como lo hicimos ayer. —ella se encoge de hombros —Damian podrá seguir durmiendo en el sillón y nos mantendremos así hasta que encontremos otra solución.

Su hermana asiente.

—O podría volver a la calle —acota, es justo lo que iba a decir, pero él se me adelanta.

—Eso ni pensarlo. —ladea la cabeza Sonia—También podríamos inscribirte en algún curso terciario. Dime que al menos no te salteaste las clases los últimos años.

—Hay instituciones que ofrecen cursos especiales a casos particulares, tenemos algunos en el centro de asistencia juvenil, podría hablar con algunos contactos y encontrar uno que se adecue ti. —añade Rose —La decisión está en ti Damian, ¿Aceptas o no que te ayudemos?



Hola que taaaal

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hola que taaaal. 

¡Qué les va pareciendo la historia? Estoy muy emocionada porque es todo un reto para mi escribirla. Pero espero que les esté gustando. 

¿Alguna crítica que dar? 

¿Algo que no se entienda? 

Espero saberlo pronto. 

¡Hasta al próximo capítulo!

¡Hasta al próximo capítulo!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







Cuando nos convirtamos en estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora