Capitulo 8

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- Un Nuevo Guardia

Cuando Bulma llegó a casa entró por su ventana para evitar toparse con alguien de su familia. Fue directo a su cama y dejó brotar sus lágrimas libremente. Nunca se sintió tan avergonzada y culpable como en ese momento. Sintió como si hubiese traicionado a sus padres, durmió con el hijo del hombre que los mató. Ella se recogió en una esfera y sintió una dominante sensación de vergüenza. Cómo podría enfrentar a Bardock y a los otros después de lo que hizo. Nunca se había sentido tan sucia en su vida. Pero la peor parte de todo esto no era la vergüenza, sino el dolor que sentía. El dolor de que el hombre del que se estuviese enamorando fuera nada más que su peor pesadilla. No podía hundirse más fuera de dormir con el Rey Vegeta. Se sentía tan indigna, como si debiera tomar el lugar de sus padres en el más allá. Sin embargo, los sollozos de Bulma fueron interrumpidos por un golpe en la puerta.

"Bulma… Estás bien?" Vino una voz masculina detrás de la puerta. Bulma supo que era Turtles pero no podía enfrentarlo. Sintió como si lo deshonrara y a la familia con sus acciones y no estaba lista para ser perdonada por eso. Continuó ignorando sus llamadas en espera de que se fuera pero no lo hizo. Después de unos minutos Turtles entró para mirar a la descorazonada mujer que amaba. Inmediatamente se precipitó hacia ella y la haló en su pecho.

"Qué pasó?" Preguntó él preocupado, "Te lastimó?"

Bulma sacudió su cabeza. "No… no en la forma que piensas."

"Por favor dime lo que pasó." Suplicó él.

"No puedo." Forzó ella intentando controlar sus sollozos.

"Bulma." Preguntó él retirando el cabello de su rostro.

"Por favor," comenzó ella sacudiendo su cabeza, "No quiero hablar… sólo abrázame." Susurró ella tranquilamente.

Él lo hizo. Turtles envolvió sus brazos a su alrededor y los recostó en la cama, en espera de ayudarla a tener un pacífico sueño.

"Padre!" Gritó Vegeta mientras abría la puerta del trono. Todos adentro hicieron una mueca con temor. Estaban acostumbrados al temperamento del príncipe, pero no a esta nueva demostración de rabia. Nunca se veía así de enojado. "Todos fuera!" Gritó Vegeta a todos los guardias y sirvientes en el salón.

Una vez que se fueron Vegeta se abalanzó hacia su padre agarrándolo por el cuello. "Dime algo, padre!" Gruñó Vegeta mientras su padre forcejeaba por zafar la mano de su hijo. "Qué esperabas descubrir al enviar a Nappa tras de mi?"

"Suéltame, muchacho!" Y luego con un arranque de fuerza el rey logró liberarse del agarre de su hijo.

Después de un momento para recuperar su compostura, el Rey aplastó una malvada sonrisa en su rostro mientras se giraba hacia su hijo. "Entonces… ella realmente debe ser algo en la cama para tenerte así de entusiasmado."

Vegeta inmediatamente palideció. "De qué demonios estás balbuceando, anciano!"

"Vegeta, no pensabas que descubriría lo de tu pequeña ramera? Por favor, soy el rey… Sí, sé sobre tu pequeña aventura con esa perra de tercera clase."

Vegeta estuvo listo para lanzarse hacia su padre de nuevo, pero se detuvo no queriendo dejarle saber cuánto significaba ella para él. "Bueno, me temo que si quieres continuar espiándome, padre, tendrás que conseguir a alguien más que lo haga. Porque eliminé a ese clavo de Nappa… Y adivina quién es el próximo?!"

"Realmente Vegeta… Deberías cuidar tu temperamento…" Se burló el Rey, "Sabes, has desperdiciado suficiente de mi tiempo…" El rey salió del salón completamente controlado.

Vegeta sólo permaneció de pie y observó a su arrogante padre. No había nada que pudiera hacer. En tanto como odiara admitirlo su padre aún era más fuerte que él. Así que en vez, Vegeta decidió volver su atención a un asunto más importante, tenía que tratar con su futura reina. Estaba determinado a averiguar lo que había pasado, por qué se tornó tan fría con él de repente. Quería ir tras ella, sin embargo, aún no tenía idea de dónde vivía, pero planeaba descubrirlo.

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