Quiero ser diseñadora — vuelve mi mirada a ella y sonríe tomando su cuaderno de dibujos, buscando algo en el — de hecho, quería enseñarte esto...

Me ofrece la libreta y la tomo curioso, mirando que, como era su costumbre, dibujaba a las personas distraídas, tomando café, dando un paseo por el parque, e incluso dando clases, encontrándome a nuestro maestro de historia.

Siento una sonrisa en mi rostro y pongo mas atención en la ropa de las personas, y mas bosquejos sobre prendas que estoy seguro, no había visto nunca.

Sé que es una industria demasiado exigente — continua en tono bajo, intentando modular su voz para no sonar emocionada por su idea — pero me encanta, siempre que vamos de compras tengo que ajustar la ropa o incluso modificarla para que me siente bien... pero me gusta, tal vez algún día pueda tener mis propios diseños o mi tienda en la ciudad — vuelvo a mirarla y la encuentro con la mirada en el suelo, sonriendo y con un brillo genuino en sus ojos, como si viera a una niña contándome un sueño infantil.

¿Te imaginas? — sus zafiros chocan con los míos y sonríe mostrando sus dientes perfectos — ¿que algún director de cine o alguna celebridad vaya a mi tienda por mi? Podría morir en paz...

Sonrío como muestra de mi apoyo y suelta una pequeña risa, desviando la mirada y jugando con otro cojín, nerviosa.

No dejaría el baile, pero si alguien me pidiera que hiciera el vestuario de alguna obra o presentación de ballet... estoy segura que me haría famosa... aunque claro, es un sueño, primero debo concentrarme en entrar a la Universidad y pasar las pruebas... —

Lo lograrás — me pongo de pie y estando frente a ella, le devuelvo su cuadernillo — ya veras que sí.

Toma entre sus manos su mas preciado objeto y asiente, con una sonrisa. Una emoción de orgullo se instala en mi estomago, y me es imposible no despeinarla y darle un pequeño y dulce pellizco en su mejilla, ganándome un gesto burlón de desagrado.

Gracias — vuelvo a mi cama y la miro de frente — aunque claro, eso no impedirá que te moleste en la casa, podrías ser mi modelo...

Suelto una risa incomoda, supongo que de eso no podría escapar...

Supongo que irás a la universidad de la escuela... —

Ajá — sonríe — será divertido seguir jugando contigo.

¿Aún en nivel universitario? — me reí un poco. No podríamos jugar...

Claro, ¿y tu? —

No tengo idea — miro el techo y me recuesto — no tengo una vida preparada a comparación tuya...

Pero si eres el señor perfecto, Len — sonrió y cierro los ojos, escuchándola — es imposible que no pienses de más...

Te sorprendería, aunque...

Rin... —

Dime —

Me muerdo el labio, intentando no pensar mis actos como veces anteriores, pero valía la pena intentarlo.

Me vuelvo a sentar y la encuentro lanzando un cojín, distraída. Me pongo de pie y agradezco las corrientes de aire fresco para tomar el valor e interrumpir el juego de mi hermana, que parece curiosa por mis acciones.

¿Puedo intentar algo? — sus ojos me miran recelosos — no será nada malo, lo prometo.

Claro — pasa uno de sus mechones dorados detrás de su oreja, para luego ponerme total atención.

Me inclino lo suficiente para juntar nuestros labios, cerrando mis ojos y encontrándome con el olor a menta de la pasta de dientes y de la frescura que emana. Apenas rozo sus labios con los míos, me detengo, intentando con todas mis fuerzas callar la voz de la razón que imploraba alejarme, poner diez muros entre nosotros para luego encerrarme en el cuarto mas lejano de Rin. Por y para ella.

Juguemos un poco (RiLen) *RESUBIENDO*Where stories live. Discover now