Prólogo

15.2K 1.5K 65
                                    

Con elegancia movía el pincel, en un delicado vaivén que era repetitivo pero sin llegar a ser igual, plasmaba con cuidado aquellos profundos ojos de color miel, dando múltiples detalles en el iris que con tanta sutileza y amor veía.

Tomó un color avellana que mezcló con amarillo pastel, prosiguiendo a pasarlo sobre la tela especial en donde pintaba.

— Ya casi — Sacó su lengua, frunciendo el ceño en un indicio de concentración mientras se repetía a sí mismo aquella frase que ya llevaba buen rato rondando en su cabeza.

Intentaba retratar a ese joven de misteriosos y únicos ojos que hacía tiempo conocía, le había dedicado tanto tiempo y desempeño a su obra que incluso él mismo lograba llamarla "hermosa" quizá hasta "perfecta"

— Bill — Le nombró, colocando su firma en una esquina y suspiró satisfecho. — ¿Será que algún día no me acobarde y pueda hablarte?

Se quitó el mandil lleno de colores que hacían una mezcla casi irreconocible para después voltearse a aquel mural lleno de dibujos, pinturas, bocetos y escrituras relacionadas y dedicadas sólo a ese rubio con el que sufría una obsesión. Sonrió encogiendo sus ojos, orgulloso.

Se colocó su abrigo, tomó un cuaderno de hojas blancas, unos cuántos lápices y salió de su hogar dirigiéndose al restaurant donde siempre encontraba al dueño de sus pensamientos, sueños y suspiros.

Vaya que su admiración hacia dicha persona era intensa.

Déjame PintarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora