Capítulo III: La inocencia de Noa.

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—Sé lo que estás pensando, pero no es tan sencillo. Debemos centrarnos en revivir el Árbol Génesis, luego tendremos tiempo para pensar en el generador.—

La sugerencia de la vieja loba fue convincente. Noa rápidamente abandonó la idea de adentrarse en el valle, para continuar con su camino hacia la montaña Rikuroa. Al llegar comenzaron el ascenso, mientras lo hacían notaron un gradual desmoronamiento de la misma. Podría tratarse de un pequeño sismo regular, o bien la presencia de la Neblina, que obligaba a los Seru desquiciados golpear paredes y pilares.
Tan arriba estaban ya, que cuando quisieron darse cuenta, pocos metros los separaban de la cima. —Creo que luego de esa salida veremos la cima.— opinó Terra señalando la salida.
—Hay un enorme coloso de piedra en la salida, supongo que nos impedirá el paso.— Noa observó lo que parecía ser un Seru de tamaño considerable. Por su postura, todo indicaba que custodiaba la pendiente hacia el Árbol Génesis. —No debemos titubear, si hay que pasar sobre él, así será.— Terra se inclinaba levemente hacia atrás con sus patas delanteras totalmente estiradas. Se perfilaba para realizar un potente embestida. —¡Está bien!— exclamó Noa colocándose en postura de pelea.

—Vaya... ha sido demasiado duro...— decía Noa tratando de recobrar el aliento.

—Vamos, a no decaer, tenemos la salida justo en frente. Lo que significa que el Árbol Génesis debe estar muy cerca.— Terra no esperó la recuperación de la joven. Se adelantó lo suficiente para llegar al árbol antes que ella. Sin más, se echó a la sombra del tronco sin copa que estaba en la cima.

—¿Este es el Árbol Génesis? No parece muy sorprendente.—

—¡JAJAJA! No está despierto aún, es por eso que parece un tronco machacado, pero ya verás como cobra vida de un momento a otro.—

—No lo sé...— soltó con desconfianza la jovencita.

—Noa, fue aquí donde te encontré hace doce años. Normalmente los lobos son animales silvestres que no tienen la capacidad del habla. Como lo habrás notado soy algo diferente.— comentó Terra mientras permanecía echada.

—Entonces ¿Qué eres?— preguntó con curiosidad.

—Un Ra-Seru. Soy inmune a la Neblina que vuelve locos a los Seru y es mi deber revivir los árboles Génesis para dispersarla para siempre.—

—¡Insolente Ra-Seru! ¡¿No has desistido de esa idea!?— una poderosa voz se hizo presente, tras un resplandor ligero en el cielo, rápidamente se pudo ver la figura del ser malvado. La loba se irguió de inmediato colocándose delante de Noa.

—¡¿Quién eres tú?!— cuestionó tomando la defensiva. Terra sabía que se trataba de un ser malvado y poderoso.

—Mi nombre es Zeto. Fui yo quien sacudió su pequeño y patético campamento... Parece que no fue suficiente para que desistieran.—

—¡Zeto, eres un hombre malo, no te perdonaré que hayas destruido nuestro hogar!— sentenció Noa.

—Mocosa, nada deberás perdonarme cuando estés muerta... ¡Caruban, ven aquí y elimina a estas criaturas insolentes con tus colmillos!— el llamado de Zeto atrajo a una enorme criatura. Mezca de León con murciélago, algo espeluznante, las atacó sin meditarlo dos veces. Pero Terra se interpuso recibiendo directamente el ataque y quedando fuera de combate.

—¡Terra!— vociferó Noa corriendo hacia ella.

—Lo siento Noa... ya no me quedan fuerzas...—

—¡JAJAJAJA! ¡Patéticos seres, reciban a la Neblina, la armonía pura, la paz absoluta!— luego de decir eso, Zeto desapareció tal cual vino.

Otra escena muy distinta mostraba a Vahn y Meta en la base de la montaña...

¡Apresúrate Vahn, nuestros aliados están en problemas, puedo sentirlo!— la realidad era que el mismo Vahn podía percibir el peligro también. Luego de sentir y escuchar las palabras del Ra-Seru, Vahn subió a toda prisa sin descanso, hasta llegar finalmente a la cima.

¡Mira Vahn! Esa criatura las está amenazando!— informaba Meta al ver el vuelo amenazante de la bestia.

—¡Muchacho, ayuda a Noa por favor!— el llamado desesperado de la loba impulsó al cazador a tomar riendas del asunto.

El poderoso y bestial Seru Caruban había sido derrotado. Noa corrió directamente hacia su amiga de cuatro patas sin darle las gracias inmediatas a Vahn y compañía.

—Noa... agradece a nuestros nuevos amigos...— Terra parecía debilitada, apenas podía hablar. Noa dio las gracias con un gesto. —Noa... esta vieja loba está llegando a sus límites. Y si continuó fusionada moriré también. Llegó el momento de que te acompañe en tu viaje ¿Estás lista?— las lágrimas de Noa dejaban en claro sus deseos. Terra inmediatamente se alojó en el brazo izquierdo de la muchacha. —Noa, de ahora en adelante sentirás mis palabras, hablaré directamente a tu corazón e intentaré aconsejarte de la mejor manera. Espero que podamos aprender juntas lo maravilloso del mundo y erradicar la Neblina.— esas palabras de Terra fueron sólo para Noa, brillaba de un tenue color verdoso cuando lo hacía. La loba se tambaleaba ligeramente alejándose del grupo, Noa intentó seguirla. —Déjala, el lobo es un animal orgulloso, buscará un lugar donde poder morir a solas.

Vahn es hora de revivir el Árbol Génesis, sitúate junto a Noa y Terra para depositar vuestra energía y revivirlo.— Meta hablaba con su portador, pero Noa también podía escuchar, debido a la conexión con Terra. El Árbol Génesis fue revivido sin más. La Neblina fue repelida en un gran perímetro a la redonda, tal y como había pasado en la aldea de Rim Elm. Ese resplandor alcanzaba el castillo Drake, donde seguramente las sorpresas que les aguardarían, los llenarían de gozo...

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