La Masturbación

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La palabra masturbación es definida por el diccionario como: La excitación de los órganos genitales propios (o de otro), usualmente hasta llegar al orgasmo por medio del contacto manual, u otros medios que no incluyen penetración sexual.

Incluso puede considerarse masturbación sin relacionarla directamente con el orgasmo en la simple expresión de: Turbarse con las manos.

Este actividad no es exclusiva de sexo alguno, sino evidenciada su práctica en todo tipo de personas sin importar el sexo, aunque su práctica es más común en adolescentes en estado de pubertad y mayormente en el sexo masculino.

Uno de los instintos o energía más importante del hombre es la sexual, este instinto necesario para poblar no sólo la tierra sino para evitar el aburrimiento y soledad de Adán. Esto lo podemos constatar en el Libro de Génesis del Viejo Testamento: Génesis (1: 28) “…y les dijo: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra,…” Es tan importante la fructificación y multiplicación de la especie humana que el mismo Dios otorga como premio de sus pactos el de multiplicar la descendencia de sus creyentes y así lo podemos constatar cuando Dios llama a Abraham en Génesis (12: 2) “Y haré de ti una nación grande,…” y cuando Abraham obedeció a Dios al ofrecerle como holocausto a su amado hijo Isaac, Dios le dijo; Génesis (22:17) “…de cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar…” Igualmente en la bendición de Isaac a su hijo Jacob en Génesis (28: 1) “…y el Dios omnipotente te bendiga y te haga fructificar y te multiplique, hasta llegar a ser multitud de pueblos” lo invitamos a buscar en su texto bíblico la cantidad de veces que se encuentra la bendición para multiplicación y fruto del ser humano y es por ello que convenimos en enfatizar que la energía sexual es una fuerza vital e innata en el hombre, existente desde su creación y por lo cual es parte de su esencia. Podemos entonces adelantar que siendo parte de su esencia, ir en contra de esa energía no es más que un acto contrario a las leyes de Dios.

Por otro lado, todos sabemos en cierta forma que significa masturbarse y por qué lo hacemos. Cuando estamos jóvenes es casi incontrolable el deseo sexual por efecto del desarrollo hormonal que nos incita a masturbarnos para liberar esta energía. Imaginen el suplicio de los adolescentes y también de aquellos que tras una vida sexual activa sufren una separación de la pareja y ya su cuerpo y cerebro están acostumbrados al sexo como acto placentero y sano. Que agonía deben sentir al ver la masturbación como un acto de trasgresión a las leyes de Dios. Pero esta consideración es el resultado de siglos enteros de educación religiosa. 

Recordemos que gracias a la dispersión mundial del catolicismo y su doctrina, las relaciones sexuales infructuosas son pecado, tales como: la fornicación y el adulterio, pero la iglesia se ha empeñado en difundir el pacto de celibato perpetuo incluyendo, por supuesto, la posibilidad de masturbarse. Para nosotros, y eso lo estableceremos más adelante, han satanizado y colocado como vulgar lo que Dios ha hecho santo. Porque si hacemos algo de memoria, el castigo en el Edén se debió a la desobediencia y no al sexo. De hecho este tema del sexo no sé específicamente donde se prohíbe en la Biblia, pues lo que más bien podemos leer es la legalidad de lo contrario. Bien así verificamos la vida de Abraham, Isaac y Jacob, David, Salomón, como acotamos párrafos antes.

En una oportunidad, estando en la Iglesia cristiana evangélica presencié que los pastores dirigían en su estudio dominical el tema de la masturbación y el sexo, incluso sobre el divorcio. Me llamó poderosamente la atención varios hechos:

1. La mayoría de las personas asistentes al culto, inclusive los mismos pastores eran protagonistas de fracaso de pareja, divorciados y con hijos de varios matrimonios fallidos y aun así propinaban la deidad y legalidad del matrimonio y el pecado de separarse de la pareja.

2. Gran parte del público asistente eran jóvenes en edad reproductiva y socialmente aceptable para ello, es decir; en edades comprendidas entre 20 y 28 años.

3. Otra parte la conformaban personas mayores de 30 años que permanecían solas o simplemente no habían conseguido pareja, bien sea tras un divorcio o solteras.

4. Entre los que asistieron ese día, aproximadamente el 45% eran hombres. 

Tras estos hechos me parecieron poco objetivas y viables las doctrinas enseñadas ese día. El hecho de escuchar que era adulterio separarse de la pareja y que había que luchar por la unión familiar me pareció optimista y acorde con lo querido por Dios. Pero el hecho de ver que la realidad presente era otra, creí necesario estudiar el tema profundamente, aunque será motivo para otro trabajo. Otra idea que propugnaban era el pecado de la masturbación. Primeramente el de erigir a tal acto como un pecad, considero que es una acción irresponsable, ya que tal evento se elevaría a trasgresión luego de haber estudiado las escrituras cabalmente y que de ellas se evidenciara la literalidad de su prohibición. Más aún cuando las personas que escuchan lo sienten como una carga difícil de llevar. Recordemos que la mayoría eran personas solas. Esta situación concreta me hizo dirigir mis acciones a clarificar el concepto legal de la masturbación en el contexto bíblico.

Lo cual llevaré a cabo comprendiendo que Ud. Joven que lee este libro está desesperado. Ud. quiere conseguir una respuesta que lo libere de la culpa, de esa culpa interminable que siente cada vez que se práctica la masturbación o desea incontrolablemente hacerla.

Ud. se pregunta por qué  Dios, le ha mandado esas ganas incontrolables, y no sólo eso, por qué carrizo se las mandó a una edad donde es casi imposible que tenga pareja, ya que estas ganas sólo pueden tenerla los hombres casados. ¿Qué castigo es ese? Y mientras se cae a cuestionamientos dolorosos la culpa incrementa y se apodera de Ud., porque ya no se siente culpable por masturbarse sino por no resistirlo, por pelear con Dios, por cuestionar su proceder, por mentir y lo peor de lo peor es que después de unas horas te vuelves a masturbar y mientras lo haces crees que Dios te ve y llora tu desobediencia. Otras veces verás cómo clavas a Jesús en la cruz cada vez que te auto amas. Esto es terrible, es una agonía equiparable a la muerte en vida donde el gusano no perece.  Y es por ello que creo que difundir estas doctrinas no es más que un acto irresponsable y de desamor al prójimo, lo cual si es un mandato directo de Dios.

Masturbarse es como amarnos y el que no se ama a sí mismo no está en capacidad de amar a nadie, siendo que tocarnos, amarnos y excitarnos forman parte de nuestro autoconocimiento, no se ama lo que no se ha conocido, al menos que también apliquemos la fe, pero es un exceso. ¿Entonces está mal que mis pastores o sacerdotes me digan que masturbarme es pecado contra Dios? La respuesta es que sí, está mal que te lo digan, muy mal. El hecho de que tu pastor no se masturbe o el sacerdote sea célibe no significa que esa sea la ley de Dios. La verdad es que no sé cuál es el sado masoquismo y el problema del deseo y el cuerpo, si lo más importante es cultivar el espíritu y hacer buenas obras, entendiendo por obras el dar fruto como cristianos. Difundir el mensaje de Jesús y ganar adeptos. Y eso lo hace el Espíritu Santo.

A ver qué es lo que quita la sed, ¿el vaso o el agua que contiene? Por supuesto que el agua, pero que relación puede haber entre el vaso, el agua y la sed. Bien; si el vaso está sucio, posiblemente se nos quite las ganas de tomar agua en ese vaso y buscaremos otro, y si no hay otro vaso y la sed es grande el vaso se verá limpio. Lo que si voy a aclarar es que el vaso sucio a raíz de verterse agua constantemente en él se va limpiando. Podíamos resumir en este ejemplo lo dicho por Jesús sobre las obras. Nosotros somos el vaso sucio, el espíritu es el agua y el prójimo es el sediento. Total que el espíritu limpia al cuerpo y calma la sed del sediento. Es decir, el espíritu de Dios hace todo, no tú,  concéntrate en hacer la obra y de seguro estarás en paz. Esto por un lado y por el otro el hecho de no establecerse como pecado la masturbación en el texto bíblico. Es decir que Ud. Está exento de pecado por una u otra circunstancia, bien porque Dios le hace limpio al realizar su obra y bien porque no está incluido en el catálogo de prohibiciones legales de Dios.

MASTURBARSE NO ES PECADO Un enfoque cristiano filosóficoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora