Epílogo.

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Acuario, tengo miedo de lo que siento, Sagitario es...tan...extraño, tan voluble, tan explosivo y a la vez tan delicado.

Hace tanto que nadie me ganaba en una discusión, su forma de hablar, de hacerme enojar y después reir, su sarcasmo.

Me recuerda a ella, no quiero recordarla, duele, duele mucho, yo solo quiero que ella sea feliz, sé que no quiere saber de mi.

Estaba tan ocupada pensando en que rayos hacer respecto a Sagitario, respecto a cáncer, (que por cierto al parecer encontró su propio galán) que no me di cuenta cuando abrí el buzón como cada mañana de que aquel sobre dorado tenía su letra.

Sagitario se enfureció tanto cuando entro a mi habitación y me vio llorando, creyó que de nuevo lloraba por ti, dijo que no podía soportarlo, que no lo quería.

No era cierto, no supe cuando, pero se me metió tan profundamente en los huesos, en un suspiro...

Y...sin saberlo, le hablé de ella, de la carta, del pasado, de todo lo que guardaba mi mente, mis miedos, mis cargas, mis anhelos y mis cicatrices.

Él me escuchó tan atentamente, me juró que todo iría bien, y acarició mi cabello tal como ella lo hacia.

Acuario, Sagitario es mi luz, tengo valor para enfrentarlo todo si es él quien va a mi lado.

Bien, éste es el final de acuario, el siguiente libro se llama piscis.

Éste, y el próximo libro, están especialmente dedicados a mi pequeña hermana menor, mi hermosa hermana menor, que, aunque somos polos opuestos, y siempre queremos arrancarnos la cabeza, no hay nadie en ente mundo a quien yo ame más que a ella.

Si, Piscis, que estás leyendo esto, te amo mi agua solitaria.
Atentamente: Virgo, tu loca hermana mayor.

AcuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora