-Decile que tu perro se la comió- decía Polly con aires de haberse inventado la excusa del año. Y es que luego de la pregunta de Guelo comencé a pensar en todas las excusas que había utilizado a lo largo de mi vida, como aquella vez que olvidé hacer una evaluación domiciliaria de Historia.
-¿Qué? No se lo va a creer: "Profe, mi perro se comió mi evaluación domiciliaria"... Si ni siquiera tiene perro.
- Le podés decir que estuviste muy enfermo- propuso no muy convencido Vico.
- Sí, y el médico te prohibió expresamente que hagas tarea... puff
-¿Y por qué no, en lugar de tirar abajo todo lo que decimos, pensás algo vos?- desafió Polly a Guelo.
-Mmmm... –pensaba Guelo mientras se rascaba la cabeza- No sé, decile que tu mamá se está mueriendo. En parte era verdad: mi mamá había sido diagnosticada de cáncer mamario, pero los doctores eran optimistas; el tumor era pequeño y operable.
- No sólo que no tiene sentido sino que de mal gusto también- le dijo Polly dándole un golpe en la cabeza.
-¡Ay! ¿Y qué culpa tengo yo de que este tarado no haya hecho la tarea por quedarse viciando?
-¡Los dos nos quedamos viciando toda la noche!- le respondí. La noche anterior Guelo había venido a mi casa con una bolsa llena de juegos para estrenar mi PlayStation 3.
-Es verdad... ¿Vos pudiste hacer tu evaluación, Guelo?- indagó Vico.
-Obviamente no- dijo livianamente.
Entonces Polly lo golpeó nuevamente:
-¿Y qué excusa ibas a inventar vos?
-Ninguna. No la hice porque no quería, por eso me fui a la casa de Ludo.
-¡¿Y por qué no me recordaste que teníamos que entregar la evaluación?!- le grité.
- Porque no iba a tener con quién jugar- dijo Guelo como si fuese una obviedad.
Al llegar a la escuela, el profesor llamó uno por uno pidiéndole que entreguen sus trabajos. Recuerdo que regañó a Polly por las pocas hojas que tenía su evaluación. Luego me llamó. Estaba a diez pasos del escritorio y aún no había decidido si decir la verdad o decir la primer mentira que se cruce por mi cabeza. En ese momento, Vico me llamó:
-Ludo, se te cayó tu trabajo- y me dio un folio. Sin entender muy bien lo tomé. Se lo entregué al profesor y destacó "mi" carátula. Miré a Vico confundido, al igual que Polly y Guelo, pero el sólo sonrió.
A continuación llamó a Vico y él se acercó al escritorio del profesor con las manos vacías:
-Disculpe profesor, pero la verdad es que me olvidé de hacerlo.
-Qué raro, Palacios.
-Se me pasó la fecha, profe. Perdóneme.
-Bueno, como tiene buenas notas, le voy a dar como plazo el viernes. Acérquemelo al salón de 2º en la primera hora. Pero desde ya sepa que le voy a bajar dos puntos a su trabajo por entregar fuera de fecha.
-Gracias, profe- le contestó. Regresó a su asiento y nos guiñó el ojo. Lo que había hecho Vico era un acto de heroísmo. Se había sacrificado por mí... y ni siquiera había resultado gravemente herido.
Finalmente fue el turno de Guelo. Mientras se acercaba al escritorio, el profesor miró sus manos, obviamente vacías, y lanzó una mirada hacia arriba, de esas que uno hace cuando uno se acostumbra a algunas cosas pero no del todo, o no con todo el gusto.
-¿Y su evaluación Rosales?
-Disculpe profe, pero la verdad es que... mi mamá está muy enferma.
Polly, Vico y yo nos miramos. Era una mentira descarada. No tenía sentido, era bajo... era Guelo; y, definitivamente, estaba más allá del bien y el mal.
-¿Y qué tiene su mamá?-preguntó el profesor descreídamente.
-Emmm... Los doctores todavía no la pueden diagnosticar, pero tiene una toz seca, como de perro, y manchas, y vómitos, y...
-Mire Rosales, esto se soluciona con un llamado a su casa.
-Probablemente lo desmienta todo porque también la afectó psicológicamente. Está en una etapa de negación.
-Rosales, usted sólo se metió en un callejón sin salida. Vuelva a su asiento y aprenda de su amigo Palacios a ser más honesto.
Y de eso se trataba, de ser honesto. De decir la verdad, no sólo a los otros sino también a uno mismo.
Estaba jugado, sin pretextos en mi mente y motivado a decir la verdad. Abrí la boca y dije:
-Me fui por... lo de mi mamá.
Era bajo, pero fue lo primero que salió. Era una mentira, pero también era la verdad. Era, al fin y al cabo, una excusa.
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Ludo- Vico
Romance¿Cómo crees que sería tu vida dentro de cinco años? Quizás no cambie mucho. Después de todo son sólo cinco años. Pero ¿realmente crees eso? ¿Cómo era tu vida hace cinco años? ¿Igual que la de hoy? Ah... Ludo-Vico parte de esa premisa. Nos muestra el...