GRAVITY - Ben x Ringer (Bringer)

GRAVITY

HACHA:

Todo ocurrió de la manera más rápidamente lenta posible. Tacita. Allison estaba muerta y yo no podía hacer nada para arreglar eso. Para poner las piezas de nuevo como hacía mi padre cuando me enseñaba a jugar al ajedrez, para traer a Tacita de la muerte.

Habían pasado días, días caminando, buscando comida caducada y rancia mientras el aire frío me atizaba por todas las partes de mi cuerpo. Muchas veces me planteaba por qué seguía andando, y la respuesta surgía a algo menos que un segundo: Zombi. Cuando me despedí de él, cuando le dejé apoyado en el mostrador viejo de aquel hotel, le prometí que no volvería. Pero yo sabía que iba a volver. Tenía que volver.

Llevaba más de tres semanas andando y alimentándome de latas caducadas de una gasolinera. Comía poco para no gastar, lo cual afectaba a mí sistema humano y no humano; estaba exhausta de andar y las heridas se iban curando cada vez más, pero los mareos ocurrían de vez en cuando y notaba mi cuerpo más delgado aunque realmente estuviera más fuerte. Si no fuera por el sistema que me introdujo Vosch ya estaría muerta. ¿En cuánto a mi plan? Mi plan no era matar a Evan Walker. Mi plan solo incluía una muerta: la de Vosch y ninguna otra más, pero antes tenía que reunirme con todos. Con mis amigos.

El frío ya se empezó a calmar, y una madrugada en la que el sol empezaba a calentar, vi a lo lejos una figura que andaba débilmente. Alta y con el pelo castaño. Apoyaba su mano en el costado como si tuviera una herida infectada en las costillas. Como si alguien le hubiera metido un balazo para cumplir su misión imposible a un niño de cinco años. Como si yo le hubiera disparado a él.

No podía creerlo pero le reconocería en cualquier parte aunque no estuviera sonriendo. Nos separaban más de cincuenta metros y estábamos parados el uno frente del otro en medio de una autopista de coches parados y rotos con el sol poniéndose de fondo. Pasan varios segundos que son como si un reloj se hubiera quedado sin cuerda, como si el reloj, el último reloj que vi en movimiento se hubiera parado otra vez.

- Zombi - susurré medio segundo antes de ir corriendo a hacia él y cogerlo por los aires como él hizo conmigo en el Campo Asilo cuando disparó bien al blanco. Recordaba todo. Todo. Cuando le bajé al suelo le envolví en un abrazo y escondí mi rostro sobre su hombro. Él estaba sonriendo, aunque él fuera más alto que yo y no lo pudiera notar, lo sabía. Yo, sin embargo, estaba llorando, puede que de alegría o de tristeza, o de ambas.

- Hacha - susurró, y por la manera de susurrar supe que estaba sonriendo.

BEN:

Era de noche y aunque la luz de las estrellas era muy potente, no consiguió alumbrar ni un poco la luz donde estaba acostado. Me estaba acostumbrando a no dormir o a dormir muy poco. Ahora aparte de un Zombi, era además un sonámbulo. Estaba tumbado en la cama mirando a la pared, con las manos metidas debajo de la almohada demasiado blanda y acurrucado como un bebé en el vientre de su madre por el frío que tenía a pesar de que tuviera dos mantas encima.

- ¿Estás despierta? - Pregunté temblando (por ambos motivos) a Hacha que estaba metida en la cama conmigo pero en posición contraria.

- Sí - susurró con esa voz dulce y un poco rasposa que tenía y tanto me gustaba. Se cambió de postura abrazándome para que no tuviera frío y dejara de tiritar por la fiebre. - ¿Mejor?

- Gracias.

Tras unos segundos de silencio (bastante incómodos) dije:

- ¿No te puedes dormir?

- No.

Sentía su nariz fría y sus mejillas húmedas en mi nuca. Había estado llorando aunque no la hubiera oído todo el rato desde que nos hemos ido a dormir. No había habitaciones suficientes y por eso tuvimos que dormir juntos.