Capítulo 1: Amortentia

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Blaise Zabini caminaba firmemente por los pasillos de Hogwarts, se dirigía hacia el gran comedor seguido por otros miembros de Slytherin, el grupo de chicos parecía nervioso al menos para aquellos que supieran observar. Era temprano, incluso para ellos; Pansy Parkinson ya se encontraba allí, los ojos de ambos chicos se encontraron y, con un asentimiento de cabeza, se dieron la información necesaria. De toda la casa Slytherin sólo hacía falta uno: el príncipe de las serpientes.
Blaise se acercó a la mesa y tomó su lugar, respetando el de su príncipe, la comida apareció, Pansy sirvió su desayuno y el de Draco, cuidando de sólo servir los alimentos favoritos del Dragón, llenó un par de vasos de jugo fresco de calabaza, le lanzó una mirada cuidadosa a Blaise quién sacó del bolsillo de su túnica un pequeño frasco y un par de cabellos negros, abrió la botella, añadió los cabellos a la poción y volvió a cerrarla, revolviendola con su último ingrediente, el gran comedor comenzaba a llenarse, Blaise tuvo que actuar con discreción, destapó la botella nuevamente, el olor que percibía cada persona cercana a Blaise era distinto, a pesar del tamaño del contenedor la cantidad era suficiente para 24 horas; vertió lentamente, con cautela, la poción en el vaso destinado para Draco, revolvió el jugo y lo dejó en su lugar, todos los Slytherin, desde los más pequeños a quienes estaban por salir, intercambiaron miradas entre divertidas y curiosas, ahora sólo les quedaba esperar la llegada de su rubio líder.

Draco Malfoy se despertó, la tranquilidad en las mazmorras le decía que ya era tarde, al menos para un Slytherin, pero eso poco le importaba, talló sus ojos y se estiró cual gato desperezándose, sintiendo y abrazando la dulce calma que le rodeaba, eran pocos los días así, con Voldemort de vuelta todo siempre parecía tenso, más esa mañana era diferente; se levantó, se puso el uniforme, arregló su cabello y salió de su habitación, la sala común estaba vacía, todos sus compañeros seguramente estarían en el gran comedor a esa hora, se permitió respirar profundamente, pasó sus dedos por su cabello, desacomodándolo un poco, no podía darse el lujo de parecer débil frente a los suyos pero estando solo se dejaba liberar un poco de su carga, suspiró, retiró pelusas inexistentes de su túnica y salió de Slytherin, sus pasos firmes lo llevaron rápidamente al gran comedor donde los suyos lo esperaban, su lugar en la mesa guardado con todo respeto por sus amigos Blaise y Pansy, se acercó rápidamente, con elegancia tomó su asiento y se dispuso a desayunar.

Blaise vio atentamente cómo su príncipe ingería los alimentos servidos en su plato sin la más mínima sospecha, lo vio hacer gala de sus modales como sangre pura, tomar despreocupadamente el jugo de calabaza, hasta la última gota como si fuera medicina y servirse té para quitarse el sabor a calabaza de la boca: la última esperanza de Pansy y Blaise se había esfumado, claro que ellos planearon la broma pero no esperaban realmente que funcionara, no esperaban darse cuenta de esa forma del grado de confianza que Draco les tenía. Los otros Slytherin aguantaron la risa, hasta ahora todo estaba saliendo a la perfección; era su príncipe claro, pero su príncipe llevaba todo el curso actuando de manera extraña, delegando sus responsabilidades como líder de la casa a otros, prácticamente rechazándolos y eso merecía un castigo ejemplar. Sabían que la poción haría efecto rápidamente, había sido hecha de la manera más minuciosa cuidando cada detalle y probada con una Gryffindor la semana pasada, el resultado había sido satisfactorio, solo tenían que poner atención y aguardar al momento en que la poción afectara a su joven Dragón.
Cinco largos minutos después entraba al gran comedor el trio dorado; un pequeño brillo rosado había aparecido hacía dos minutos en los grises ojos de su líder, era una pequeña motita que no cualquiera notaría y que desapareció casi al instante, la poción había funcionado y ahora, con la entrada de Potter en escena, se pondría a prueba la resistencia del Dragón; Blaise le dio un ligero codazo a Draco y señaló con su cabeza a Potter, Draco lo miró con fastidio y luego miró a Potter, la mirada esmeralda se cruzó con la plateada, el Gryffindor lo miró con coraje y recelo, Draco lo observó con atención durante un segundo, toda la mesa de Slytherin observaba atentamente, escondiendo su ansiedad por que el plan se completara, Potter frunció el ceño y entonces ocurrió algo que realmente nadie se habría esperado...
... Draco se encogió ligeramente de hombros y volvió a su desayuno, ignorando a Potter casi como si no estuviera allí, Blaise y Pansy intercambiaron una mirada confundida, los otros Slytherin no podían creerlo, Draco terminó su desayuno y se levantó de la mesa, se dirigió tranquilamente a la salida sintiendo una pequeña molestia ya perfectamente conocida por él, su corazón palpitaba rápidamente, llevaba todo el curso lidiando con ello, lo único extraño era que la sensación parecía más fuerte. No le dio mucha importancia, si podía resistirla todo estaría bien.

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