Capitulo 1

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El timbre sonó, dando por terminada la clase de historia, el profesor Grey dejo su fibrón en el escritorio y comenzó a guardar sus cosas.

El profesor Grey no es exactamente Christian Grey, un millonario empresario que me lleva al cuarto rojo, sino más bien un hombre que roza los cincuenta con una apariencia muy demacrada.

Lo se, puta vida.

Espere a que Elsa estuviera lista y salimos rumbo a la cafetería.

-Dios –exclamó –Podes creer que me toco hacer el trabajo de fin de año con Jake –más que una pregunta sonó a una afirmación.

-Bueno... -Trate de encontrar las palabras correctas pero no las encontré.

-No me voy a poder concentrar en nada si tengo a un Dios griego a mi lado esperando a que le solucione el año en un trabajo.

-En realidad no te entiendo, ¿Se supone que estas triste o feliz?

-Ni yo se.

Reímos juntas hasta que llegamos a la puerta de la cafetería donde otra vez Jake, el compañero de trabajo de Elsa, se encontraba peleano con su novia de la semana.

Murmullos se formaban alrededor de la ronda que habían creado.

-Por favor, Jake se supone que debías ir conmigo no con ella a...- Le grito su novia.

- ¿Cuánto duraron esta vez? –Le pregunte a mi amiga mientras ellas veía con curiosidad la escena que se montaba ante nuestros ojos.

-Creo que dos semanas, pero ni idea –Elsa no quitaba los ojos ni un segundo de la pelea que supuestamente o por lo que había escuchado era sobre que Jake había llevado a otra chica a una fiesta en vez de a Megan, quien era su novia ahora.

Los gritos de la pareja y los murmullos de algunos estudiantes ya me estaban cansados.

-Yo me voy, quedamos para esta tarde –Me di media vuelta y salí del lugar.

Busque mi coche en el aparcamiento o bueno el choche de mi padre, lo mismo.

Mi padre había viajado a San Francisco hoy regresaba, por lo que me había dicho el me esperaría para almorzar juntos y contarme un poco sobre su viaje.

Toque timbre tres veces en mi casa, puesto que la llave que tenía la había perdido.

Como nadie abría y me moría de hambre no me dio más remedio que robarle unas ciruelas al árbol del vecino.

-¿Qué hace mi picaflor acá afuera comiendo las fruta del vecino? –Luego de varios minutos, en los cuales ya me había acabado cinco ciruelas mi papá dio señales de vida.

-Tu lindo picaflor se quedo afuera por ser una estúpida descuidada –Respondí lamiendo mis dedos que tenían sabor a ciruela.

Mi padre largo una carcajada y paso un brazo por mis hombros mientras que se sentaba a mi lado.

-¿Cómo le esta yendo a mi picaflor en su ultimo mes de instituto?
-Demasiado bien, me asignaron Trevor Cold como compañero de trabajo en historia.

-¿Lo conozco? –Pregunto mi padre con el ceño fruncido.

-No, es un compañero nuevo –Mi padre a pesar de no ser un hombre viejo y feo seguía poniéndome como la única mujer en su vida -¿Y a ti? ¿Cómo te fue en el viaje?

-Vamos que te quiero presentar a alguien –Lo mire interesada, el nunca pasaba de mis preguntas.

Caminamos hacia el interior de la casa.

La casa en la que vivo es una estructura antigua y grande, situada en un barrio tranquilo, con vecinos tranquilos y algunos amargados, cuando era bebe mis padres la habían comprado y decorado a un estilo antiguo que al poco tiempo fue reemplazado por uno mucho mas moderno.

La casa se divide en dos plantas, con un jardín pequeños en la parte delantera y un patio enorme en la parte de atrás.

-Amanda –Mire en la dirección de mi padre –Te presento a Dante Standes.

Mire al chico que se encontraba sentado en uno de los sillones, era guapo, demasiado a decir verdad, llevaba puesta una sudadera negra con pantalones de jean también negros, que dejaban ver sus brazos tatuados.

-Hola –Salude admirando los músculos de sus brazos.

-Dante –Mi padre se dirigió a el –Ella es Amanda mi hija.

Hizo un leve inclinamiento con la cabeza a modo de saludo.

Mire la hora y tome la mochila que había tirado al piso cuando entre.

-Emm –Balbucee –Yo me voy arriba.

-¿No comes? –La pregunta de mi padre hizo que chocara con los ojos de Dante, quien no me había sacado los ojos de encima.

Negué mirándole.

-Como quieras, si tienes hambre te esperamos.

Asentí y subí.

(...)

Mis tripas comenzaron a pedirme comida, mala idea pasar del almuerzo.

Baje al comedor donde mi padre miraba una película, me acerque a donde estaba y me senté a su lado.

-¿Por qué esta acá?

Mi padre ni siquiera se molesto en mirarme.

-Papá –Lo llame, pero ni se inmuto. Empecé a moverle el brazo y a mover una mano enfrente de sus ojos.

No aguantó mas, de un momento a otro estaba colgando de los hombros mi papá como una bolsa de papa y gritando a todo pulmón.

-¡Soltadme! -Empecé a pegarle en la espaldas hasta que me bajo y me miro.

-Bien... -Hizo una pausa -¿Qué decías?

-¿Por qué me trajiste a una persona de regalo?

Me miro con cara de desaprobación.

-Amy, no te traje a una persona como regalo.

-Pero –Lo mire con cara de tristeza –Me dijiste que me ibas a traer un regalo de tu viaje a San Francisco, y lo único nuevo que vi hoy fue una persona.

-A eso me refería con un regalo.

La verdad no me molestaba si no me haya traído un regalo.

-Bueno –Lo mire con interés -¿Por qué esta acá?

- ¿A que te refieres?

- ¿Por qué trajiste un tatuaje viviente a la casa?

- Por mi trabajo.

Mi padre trabaja en una de las cárceles más grandes del país, por lo tanto siempre esta con los delincuentes más peligrosos.

-Bien –El televisor seguía dando la película pero nadie la estaba mirando -¿Qué fue lo que hizo?

-Nada que te interese –Una voz grave me puso los pelos de punta.

-Ya lo escuchaste –Dijo mi padre levantándose del sillón y apagando la TV.

Mi curiosidad aumento a nivelmil, pero preferí hacerme la desinteresada y comer un pote de helado. 

***

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U.


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