-Capítulo 28.

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PDV'Reece.

A la mañana siguiente me levanté, los chicos no se encontraban debido a que andaban de compras, según ellos. Eso lo pude leer en la nota que dejaron sobre mi escritorio.

Amelia, Will y la Tia Maggie, también habían ido con ellos, genial.

Lavo mis dientes, y tomo una toalla. Entro en la ducha y de ella sale agua un poco caliente, lo cual me relaja.

Cierro mis ojos recordando a mis padres, lo poco que viví con ellos.

El agua recorre mi cuerpo, cada parte.

Salgo de la ducha, seco mi cuerpo y empiezo a mudarme.

Una sensación en mi despierta al observar a mis padres en una fotografía junto a un mueble pequeño que esta junto a mi cama. Sí que eran hermosos, ambos.

Sonrío y siento mis ojos llenarse de lágrimas. Sí, lágrimas que son importantes de derramar.

Pego la fotografía a mi pecho y un sollozo sale de mi.
La abrazo así como quisiera abrazar a mis padres y decirles cuanto los añoro y extraño.

-Estoy bien- digo, intentanto dialogar con la fotografía que sostienen mis manos. - Los extraño mucho- una lágrima nuevamente reocorre mi mejilla.

Maldición, los extraño.

Dejo la fotografía en su lugar.

Y me encamino hacía la cocina.

***
Ahora miro la televisión, ninguno ah vuelto a casa. Me siento solo.

«Estás sólo Reece» sonreí, ya me hacía falta mi subsconciente.

Me levanto y me dirijo hacía el sótano.

Recuerdo haber guardado cartas y demás cosas que anterior eran de mis padres, esto lo tengo gracias a mis Tías.

Rebusco la llave entre todas las que están en un perchero especial para ellas. La encuentro y la entroduzco en la cerradura, la puerta se abre.

Enciendo la luz y bajo las escaleras. Al llegar al lugar destinado dentro de la casa. Observo detenidamente cada parte de ésta habitación.

-No puede ser tan malo.- susurré para mí.

¿Qué no puede ser tan malo?.

Extrañarlos.

Extrañarlos a cada instante, segundo, minuto, a cada hora a cada día.

Recuerdo haber hablado con mi Amelia, no puedo creer que ambos murierieron en el mismo accidente.

De pequeño, cuando recien sabia la noticia, no entendía absolutamente nada. Era un niño; que tan solo pensaba en jugar con sus carritos. Un niño; que esperaba ansioso la llegada de su padre mientras miraba por la ventana. Un niño; que plantaba tiernos besos en sus mejillas cuando conseguía el permiso y autorización de algo anhelado.

Es imposible no extrañarlos. Y lo más jodidamente peor, es que casi toda mi vida la eh vivido solo.
Exepto por estas personas maravillosas que me rodean.

Mi novia.

Su tia, que es una gran mujer.

El pequeño Will.

Y los chicos; que son como mis hermanos.

Mi corazón se acelera casi a la misma velocidad de la luz.
Siento nostalgia. Las ganas de llorar me invaden nuevamente, pero logro controlarme.

Tomo en mis manos algunas de las cajas que contienen las fotografías y demás cosas, que eran de mis padres.

Abro la caja, encuentro una foto muy hermosa.

Mi madre sonrie ampliamente al lado de mi padre. Ambos sostienen una copa llena de vino, y con su otra mano forman un corazón. Son hermosos.

«Ah eso se debe tu belleza, nene»

Sonrío, es tonto.

En fin, habia conseguido lo que queria.
Sentirme solo en mi mundo, sin nadie más.

Solo ellos y yo.

***
-Vamos Charlie, dame un poco- pide Amelia.

Charlie contiene un pote de helado con chispitas de chocolate.
Éste al parecer es el preferido de Amelia, pero él no le quiere dar.

-No te daré- rie mientras llena su boca con helado. Amelia bufa frustrada.

Chalie le saca la lengua de forma graciosa.

-Que infanil- añado, y reímos.

-Reece, acompañame afuera un rato- hizo una pausa- ya sabes mientras tu novia consigue el helado.- ríe James lo imito.

Asiento. Le doy un beso corto a Amelia en sus labios y luego uno en su frente y salgo de la habitación.

Estando ya afuera noto a James pensativo, me da curiosidad, casi nunca esta así.

-Te pedi que vinieras porque...- rasco su nuca- ¿Tienes alguna idea de donde puede estar Jayme?- me pregunta. Su pregunta me toma por sorpresa.

Niego- ¿Que se hizo?.
-Lo mismo me pregunto.- dice encogiendose de hombros.

-¿Aún te atrae?- le pregunto. Ambos tomamos asiento en escaño, decorado con luces muy bonitas. Daba una buena sensación a la casa.

James se había sentido muy lastimado la otra vez; Chris había besado a su chica. Bastante incómodo.

Por lo general, si alguno tiene a alguien especial en sus vidas. Los demás deben de apoyar. ¿Algo lindo, no?.

Tras varios segundos de un silincio donde solo se escuchaba el viento con el roze de los ramas de los árboles, decidió hablar.

-Bastante- suspiró- es bonita- sonrió de lado, lo imite y asenti dandole la razón, la tenía.- Diablos- se quejó- Desearía saber dónde está, cómo está, y demás preguntas- me miró.

-Creo...- pensé bien lo que diría- creo que sí, absolutamente estás enamorado.

Asintió dandome la total razón.

Luego de ello, nos adentramos de nuevo a la casa y con ello a la habitación con los demás.

Will dormía placidamente sobre mi cama. La Tía Maggie lo hacía también, pero en la cama de Barclay; eh de admitir su cama es la más cómoda.

Llegué a donde Amelia y le estreche entre mis brazos. Aspiré su aroma rozando mi naríz sobre su cuello y se movío seguramente deseando que dejara de hacer eso. Pero me es imposible; estoy totalmente enamorado.

Y eh prometido estar a su lado.

Beside You ©Where stories live. Discover now