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CAPITULO 6

FUE cuando llegaron a casa cuando Pitt lo vio todo claro. Sin siquiera la más mínima sombra de duda, lo supo.

Estaba enamorado de ella.

El amor era la razón de que sintiera aquella vaga y desagradable decepción en vez de una sana alegría cuando ella se quedó embarazada tan rápidamente; como un idiota enamorado la había querido sólo para sí durante un poco más de tiempo. El amor era la razón por la que necesitaba oírla pronunciar su nombre cuando estaba en sus brazos. Y el amor era la razón de la dolorosa necesidad que sentía de tocarla.

¿Qué otra cosa podía ser si no amor?

Quizá lujuria, pensó esperanzado.

Lo consideró por un momento. El deseo era la explicación lógica, la explicación razonable, la única explicación que habría aceptado hasta ese mismo instante. Era lo que siempre pensó que movía a otras personas, normalmente razonables, a actuar como insensatos, lo que siempre creyó que la gente trataba de expresar cuando hablaba de amor.

Sí, lo que él sentía, podía ser lujuria. Después de todo, no sentía ese dolor cuando hacían el amor casi todas las noches. No, sólo apareció cuando Lali empezó a apartarse físicamente de él...

No, eso era una mentira. Había padecido ese dolor antes, y peor, cuando ella le respondía en lo físico mientras emocionalmente se mantenía distante. No era su cuerpo lo que él quería, en cualquier caso no exclusivamente, sino su amor, ese algo escurridizo que ella se reservaba, ese algo atormentador que mantenía a Lali alejada de él hasta cuando se retorcía de placer en sus brazos, esa emoción deseada de cuya existencia él dudaba hasta ese mismo instante.

¡Qué situación tan estúpida y triste! Si no fuera tan terrible, Peter se habría echado a reír. El, precisamente él, enamorado. El, que tan bien conocía los desastres que podía producir en una vida. En especial cuando no era un sentimiento recíproco.

Se preguntó qué podía hacer al respecto.

Lo que en realidad quería era hacer que ella, de algún modo, se enamorase de él. Seguro que tenía que ser posible, se dijo con obstinación.

La cuestión era cómo un hombre podía enamorar a una mujer. En especial cuando ya había hecho todas las cosas normales sin saber que las hacía y sin resultado positivo. Pitt la había obsequiado con todas la ventajas materiales a su disposición, le hizo el amor con toda la habilidad y la ternura de que era capaz, fue tan comprensivo y considerado como podía ser. Cualquier mujer razonable, pensó Peter irritado, ¡a esas alturas estaría locamente enamorada de él!

Pero entonces tuvo que recordarse que una mujer enamorada no era razonable. Y Lali era una mujer enamorada del recuerdo de su marido muerto.

Así que de nuevo se encontraba como al principio. Desesperada e irracionalmente enamorado de una mujer que no lo amaba, sin saber en absoluto qué hacer al respecto.

Peter deseaba tomarla por los hombros y sacudirla hasta que ella entrara en razón. También deseaba rodearla con sus brazos y hacerle el amor dulce y apasionadamente hasta que el recuerdo de su primer marido se borrase y Lali sólo pudiera pensar en él. Pero eso ya lo había intentado, ¿y qué consiguió? En ese momento alargó un brazo, sin saber qué decisión tomaría, y le tocó un hombro.

Lali dormía tan profundamente que ni se movió. Tenía las mejillas sonrojadas, los labios húmedos y entreabiertos, como una niña cansada que se hubiera quedado dormida después de un agitado día de juegos. Sus dedos entrelazados reposaban sobre la suave curva de su vientre, testimonio silencioso de la razón de su fatiga. Parecía tan vulnerable e indefensa como la nueva vida que crecía en su interior.

"ENTRE AMIGOS" TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora