-~ 05 ~-

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Volví tan pronto como pude. El camino estaba dificultoso ya que quedaba nieve apilada de los días anteriores. Debía caminar con cuidado para no resbalar, aunque iba corriendo. Corriendo en cámara lenta sería la definición correcta.

―¿Irene? ¿Matt? ―pregunté en voz alta ni bien entré en la casa―. ¿Chicos?

Escuché un ruido proveniente del lado de afuera. Me quedé en silencio hasta que fui capaz de ver un sombra por debajo de la puerta. La manija comenzó a moverse y me tensé de inmediato. Corrí hasta la habitación de manera silenciosa, y cerré la puerta de la misma forma. La puerta de la sala se abrió, tragué saliva y me hundí más contra la pared. Extrañaba atravesar cosas.

La puerta de la habitación se abrió y me levanté del suelo, quedando detrás de la puerta. Luego la puerta se cerró, escuché pasos en la parte de afuera y luego se cerró otra puerta. Solté el aire que no noté que retenía. Me sentí aliviada, asustada. Era confirmado el hecho de que Matt e Irene se habían marchado de la ciudad. Mientras salía de la habitación y caminaba hasta la puerta para cerrarla bien, me pregunté cómo harían para irse con sus misiones...

Me volteé y vi a Jacob parado frente a mí.

―Amber.

Sentí mi corazón salirse por mi boca, cada vello del cuerpo erizándose sin piedad. Se me nubló la vista, mientras sentía que caía sin poder evitarlo.

El olor fuerte de un perfume hizo que abriera los ojos para evitar estornudar. Lo primero que vi fue el techo, de inmediato la cara de Jacob, mirándome preocupado.

―¿Estás bien? ―preguntó.

Asentí como pude. Era Jacob. No entendía si estaba en shock por el susto tremendo que me pegó, o porque estaba frente a él después de varios días. Literalmente, en sus piernas.

―¿Qué haces aquí? ―musité.

―Ya vine ―dijo con una sonrisa.

Me reí.

―No sé si lo notaste ―dije―, pero casi me matas del susto.

―Últimamente eres muy asustadiza ―comentó con una sonrisa, luego la sonrisa se borró, parecía arrepentido de lo que dijo―. No quería... Has pasado por mucho, no debí decir...

―Está bien ―le dije con una sonrisa―. Ahora, ¿me dejas pararme?

Internamente, me golpeé varias veces por esa petición. Yo quería seguir en ese lugar, en esa posición.

―Claro ―respondió. Me golpeé otra vez―. Ven.

Jacob se puso de pie haciendo una mueca, ¿cuánto tiempo me habré desmayado?

―¿Por qué volviste? ―le pregunté―. ¿Dónde está Anna?

Me volví a golpear. Ciertamente, en ese momento, no quería saber nada de ella.

―En su casa ―respondió―. Pensé en acompañarla, pero terminé llegando aquí.

Sentí un cosquilleo en mi pecho en cuanto mi mente llegó a la conclusión de que había dejado botada a Anna por mí.

―Oh ―fue todo lo que salió de mi boca.

Hubo un silencio incómodo por un instante.

―Y...

Risas.

―Tú prime...

Risas otra vez.

―No tú...

Destino Condenado [AOC #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora