Capítulo 7

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Un nervioso Adrien se acercaba la mañana del día siguiente a su clase. Finalmente había encontrado la manera perfecta de revelarle su identidad a Marinette y esperaba no fallar: le regresaría sus miraculous como Adrien en lugar de Cat Noir.

Ansioso, caminaba con los pendientes en sus manos. ¿Qué pensaría ella? ¿Se molestaría? ¿Se sorprendería? ¿Y qué si dejaba él dejaba de gustarle una vez que se entaraba que también era ese gato que la seguía a todas partes?

-¡Adri-boo!- escuchó llamar a Chloe.

-Oh, no...- dijo para sí mismo antes de voltearse con una sonrisa forzada.- Hola, Chloe.

-¿Listo para ir a clase?- preguntó ella melosa rodeando su cuello.

-En realidad, tengo que hacer algo primero.

-¿Y de qué se trata?

-Necesito hablar con Marinette.- respondió intentando despegarla de él.

-¡¿Con Marinette?! ¿De qué? ¿No has pasado ya mucho tiempo con ella?- alegó la chica.

-Oye, yo no soy de propiedad ni nada parecido para que me reclames así.- aseguró él molesto. Chloe gruñó y dirigió la vista hacia sus manos.

-¿Qué tienes allí?- preguntó para cambiar el tema, tomando los pendientes.- Vaya, pero que lindos.

-¡Chloe, dámelos!- exclamó Adrien intentando arrebatárselos, pero ella lo esquivó.

-¡Adrien!- llamó Marinette. El chico volteó y sonrió al verla.

-Hola.- dijo él.

-Hola. Escucha, quería agradecerte por ayudarme ayer con la investigación.- contestó ella.- Le fue muy útil a Alya.

-No fue nada.- respondíó Adrien.

-Eh, ¿disculpa? En caso de que no lo notaras, estamos algo ocupados aquí.- interrumpió Chloe tirando del brazo de Adrien.

-Descuida, solo era.- aseguró Marinettea ntes de irse. Ya no estaba dispuesta a pelear con ella. Pero Adrien tampoco planeaba quedarse allí tampoco. Finalmente logró tomar de vuelta los pendientes de la mano de Chloe y sin siquiera molestarse en despedirse de esta, corrió hacia Marinette.

-¡Espera!- exclamó.- Ya no tienes la banda elástica.- le dijo con una expresión de alivio al alcanzarla.

-Así es. Se siente mucho mejor.- dijo Marinette.

-Eso es genial.- respondió.- Escucha, yo... Hay algo que debo decirte, pero...

-¡Ahí estás!- exclamó Alya al verlos.- Adrien, ¿te importa si te la robo un momento? Tenemos que hablar.- dijo tirando del brazo de su amiga y arrastrándola con ella sin esperar respuesta.

-Sí, claro. Es toda tuya...- dijo él con sarcasmo sabiendo que nadie lo oía.

No hayó un momento para acercarse a Marinette en todo el resto del día. Quería decirle a solas, pero Alya no paraba de hablar acerca de los cientos de datos que había encontrado del dúo de superhéroes.

Al terminar el día de clases, ambas chicas se dirigieron al centro. Adrien las siguió sin que lo supieran. Esperaba el momento en el que se despidieran.

-¿No te parece extraño que Ladybug no haya aparecido en tanto tiempo?- preguntó Alya a su amiga.

-Eh, sí. Eso es... extraño.- respondió esta.

-¿Y por qué no simplemente se los entregas como Cat Noir?- sugirió Plagg al chico que caminaba disimiladamente tras ellas.- Así podrías devolvérselos sin tener que esperar a que esa chica se vaya.

-No. Quiero hacerlo como Adrien.- aseguró él en voz baja, intentando que las personas que caminaban a su lado no pensaran que hablaba solo.

Pero justo cuando comenzaba a pensar que nunca quedaría a solas con Marinette, los desesperados gritos de la gente y las sirenas de policía les indicaron a los héroes que una akuma estaba haciendo de las suyas en la ciudad.

-Oh, no.- dijo Marinette.- Alya, escucha, tienes que irte.- le indicó a su amiga.

-¿Irme? Querrás decir irnos.- respondió esta tirando de su mano. Pero Marinette la soltó.

-¡No puedo!

-¿Por qué no?

-Pues... por que separadas, hay más oportunidades de captar a Ladybug en vídeo.- aseguró con una sonrisa.

-¡Tienes razón!- exclamó Alya. Sacó su teléfono y encendió su cámara.- Ten cuidado, ¿sí?

-Descuida.- dijo su amiga antes de que ella se fuera. Marinette miró al rededor. El lugar era un caos de personas corriendo en distintas direcciones y autos frenando de golpe.- ¿Dónde estás, gatito?- preguntó en voz baja.

-¡Marinette!- escuchó a alguien llamarla. Era una voz conocida y pensó que se trataba de Cat Noir, hasta que volteó y en su lugar vió a su compañero de clases.

-¿Adrien?- exclamó.- ¿Qué haces? ¡Tienes que salir de aqui!

-¡Tienes que venir conmigo!- dijo él tomando su mano y llevándola con él lejos del peligro y la vista de los aterrados ciudadanos.

-Adrien, ¿qué ocurre?- preguntó ella una vez más al detenerse ambos en un callejón aislado. El chico miró en ambas direcciones para asegurarse de que no habían sido seguidos.

-Escucha,- comenzó.- quería decírtelo así, pero no en una situación como esta.- aseguró.

-¿De qué hablas?- exclamó una confundida Marinette. En respuesta, él abrió la palma de su mano y le mostró sus miraculous. La cara de la chica se tornó pálida.- ¿D-De dónde los sacaste? Es decir, ¿qué son?

-¿No son bonitos?- preguntó él con una sonrisa.- Hacen juego con esto.- agregó levantando su mano y mostrándole su anillo. Marinette lo miraba boquiabierta.

-¿Cat...?- dijo en un susurro.

-Hola, mi Lady.- saludó él con una sonrisa.

-Esto... no puede ser posible...

-Mira, sé que es una locura, pero no hay tiempo de explicar ahora.- dijo él colocando los pendientes en su mano.- Hay una akuma que detener. Marinette lo miró y asintió, recobrando la seguridad que caracterizaba a su alter ego.

Ambos activaron sus miraculous con la ayuda de sus respectivos kwamis y por primera vez se transformaron en los héroes de París en frente del otro.


Cuidaré de tí Where stories live. Discover now