Capítulo 2

6.6K 496 50
                                    

—¿Todo bien?
Oír la voz de Pablo acercándose nos sobresaltó.
Aparté rápidamente a Martín, que me miró extrañado.

—Si, todo bien —contesté, mientras bajaba del capot dando un pequeño salto.

—Salí a tomar un poco de aire y Martín se ofreció a acompañarme. ¡Ya sabes que no puedo librarme de ustedes dos!

—¿A tomar un poco de aire? ¿No habrás estado bebiendo demasiado, no?

Puse los ojos en blanco, apoyé una mano en el brazo de Martín, levanté mi pierna derecha y la crucé sobre mi rodilla izquierda, formando un cuatro y luego me solté.

—Estoy bien. ¡Mirá! Sólo tomé un trago. Creo que algo que comí en casa me cayó mal.

—¿Querés que te lleve a tu casa? —se ofreció Martín.

—¿Lo harías? No quiero arruinar tus planes.

—Dejá, la puedo llevar yo. Vos andá con Carola que está buscándote hace rato —dijo mi hermano golpeándole el hombro a Martín.

Los ojos de Martín se fijaron en los míos tras ese comentario, pero lo miré con mi mejor cara de superada.

—Creí que me habías dicho que se había acabado lo de ustedes. Andá con ella. No la hagas esperar —le dije fríamente.

—¡Por supuesto que terminamos! No sé que querrá ahora, y no me importa. Yo te llevo a tú casa —. Se lo veía molesto.

Me abrió la puerta del auto.

—Subí —me ordenó.

Dudé un segundo, pero al final opté por obedecer. No quería irme sabiendo que él se quedaría aquí con esa zorra al acecho.
Subí en el auto y esperé hasta que ellos terminaron con su típica charla de hombres sobre la nueva amiguita de mi hermano.

Pobre, espero que no se enamore de él.

¿Qué fue todo eso Pau? —preguntó Martín una vez junto a mi.

—¿Qué fue el qué?

—Todo el cuento de que te sentías mal. ¡Te podrían dar un oscar por tu actuación, princesa!

Me derretí cuando me llamó de ese modo y la molestia que sentí tras saber que Carola lo estaba buscando desapareció.

Reí.

—Soy buena para despistar a mi hermano. No sé cómo habría reaccionado si nos hubiera visto.

—Creo que no muy bien. Pero tendrá que entenderlo de todas formas.

—Martín, prefiero que no se lo digamos por el momento. No quiero que su amistad se arruine por mi culpa.

—Vos no tenés culpa de nada—.Tomó mi mano entre la suya, la besó y sin soltarse volvió a colocarla sobre mi muslo.—En todo caso, sos culpable de volverme loco con tu belleza.

¿Cómo no caer rendida a sus pies?

—Hablo en serio Martín, quiero esperar para decírselo. Esperar y ver si funcionamos como pareja. Hay una amistad de muchos años de por medio ¡No quiero echarla a perder!

Martín detuvo el auto a un costado del camino, se quitó el cinturón de seguridad y luego desabrochó el mío.

—¿Qué haces? —pregunté.

—Vení acá —dijo corriendo hacia atrás su asiento y tirando de mi para sentarme a horcajadas sobre él.

—Vamos a estar bien—dijo tomando mi cara entre sus manos, y mirándome a los ojos.

SIEMPRE TUYA (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora