I. En paz

36 4 0
                                    

Anna cerro sus ojos, esta vez para siempre; sus labios se tornaron purpura, un purpura pálido, vacío, porque así estaba ahora su cuerpo... VACÍO... VACÍO DE ELLA...

Todos sus dolores se habían quedado en el, ella por fin ya no sentía nada... nada más que el inmenso abrazo de un padre, que estuvo esperando durante años para acogerla en sus brazos, y su profundo amor que la envolvía (algo tan indescriptible, solo sabía que era aun más profundo que el océano y que el universo mismo, que cualquier cosa existente).




Lluvia de Mariposas (Prefacio)Where stories live. Discover now