|1|

5.3K 451 74
                                    


Me desperte al escuchar el celular, seis veinte de la mañana. Bufé, era una flojera tener que ir a trabajar a esta hora y mas con este clima, pero era mi horario desgraciadamente. Maldije a mi jefa en voz baja.

Apague la alarma y nuevamente acomode mi cabeza sobre la almohada.

Solo diez minutos y me voy a trabajar. —me dormi.

Di un enorme bostezo sentándome en la cama y tallando mis ojos. Aun tenia sueño, esos diez minutos no me habían ayudado nada.

Acomode las pantuflas de gato en mis pies, sintiendo el aire frío calarme en las piernas al caminar, ni con esos climas podía dejar de dormir en shorts de pijama.

Me encamine hacia la cocina sirviéndome un vaso de leche que calenté en el microondas, lo bebí y lo deje en el fregadero.

Volví a subir las escaleras teniendo como objetivo la cama.

Quedándome dormida.. otra vez.


Desperté exaltada observando a un lado mio, mi celular no paraba de sonar y hacer ruido en la mesita de noche.

Lo tome sin ver el identificador y conteste.

— ¿Diga? — mi voz salió ronca a lo cual tuve que carraspear.

— ¿____ donde demonios te metiste?, se supone que debias estar aqui hace más de tres horas. la inconfundible voz de mi furiosa mejor amiga resonó a través de la línea.

— ¿De que hablas?, solo eh dormido veinte minutos quizás me haya excedido un poquito más.

Mira la hora. — observe la pantalla; doce veinte de la tarde, mierda.

— Cúbreme, voy para allá. — colgue. — Si es que para huevona no se estudia. — agarre lo primero que vi y corrí hacia la ducha.

Estando bajo el agua tracé un plan de acciones y en menos de diez minutos estaba lista logrando mi cometido.

Corrí por las escaleras haciendo resonar mis botines y en el paso tomando las llaves del auto que estaban sobre la mesa de entrada, saliendo disparada de la casa.

Me apresure a conducir rápido siendo un gran reto en esta ciudad, ganándome varios bocinazos y malas palabras de los otros ciudadanos, los cuales ignore; pero si no me apresuraba ni rebasaba, ellos no se quitarían del camino, odio los atascos ya que la gente se toma todo el tiempo del mundo en manejar lento cuando otros tenemos que hacer algo de suma importancia. Además tenía bastante prisa, no podía quedarme a discutir ahora, quizás luego.

Llegue al estacionamiento del edificio y baje corriendo cuidando de no tropezarme.

Mire nuevamente la pantalla de mi celular, doce cincuenta.

Entre al edificio saludando a las recepcionistas y tomando el elevador para llegar a mi oficina, dentro del elevador bufé y apreté los labios para después hacer un puchero, hasta llegar al último piso. Kelcy se encargaba de regañarme por llegar tarde todos los días en que había un montón de trabajo y pedidos.

Tire mi bolso sobre el sofá que tenia ahí, caminando hasta mi lugar sentándome en la silla detrás del escritorio. Apoye mi cabeza sobre el respaldo y una de mis manos, bostezando y cubriéndome la boca con la otra.

¡Hasta que te dignas a llegar! — apareció por la puerta de mi oficina alzando los brazos dramáticamente y dirigiéndose hasta donde yo estaba. Rodé los ojos con diversión.

Pero si. Era la jefa más irresponsable.

— Claro pasa a mi oficina, grita todo lo que quieras. — tome las cajas que estaban encima del escritorio bajándolas.

Babosa. se rió tomando una de mis carpetas para ojearla.

Me levante de la silla encargándome de apilar las cajas expandidas por todo el lugar de cinco en cinco separándolas por encargos y tomando nota de donde debían serian enviadas. Llevándome poco más de hora y media, al finalizar las etiquete en sus respectivas cajas.

— Lo encontré. escuche a mis espaldas.

En ese rato, las dos estábamos concentradas en nuestros respectivos trabajos.

¿El que? anote una serie de números en la libreta siendo necesarios para el rastreo de envío.

En total tenemos cincuenta encargos de ropa de otoño-invierno —mencionó. — aquí son seis —me tendió una hoja la cual mostraba el encargo en tres de mis tiendas de ropa para niños y mujeres. Las cajas restantes eran otras tiendas de proveedores los cuales yo patrocinaba. — cinco más en los angeles, siete en Paris, dos en Seattle, cuatro en Cincinnati, dos en San Francisco, tres en Washington, ocho en Inglaterra, seis en Mexico, cuatro en Argentina y tres en Chile. —me observaba con una mueca. Era más tardado hacer envío a otras partes del mundo, así como estresante.

Hoy no podre llegar temprano a casa.

Además tienes citas con ocho novias que para buena o mala tuya, todas se casan el siguiente mes — suspire, solo se escuchaba como daba golpecitos con la pluma al escritorio.

Golpee la mesa levemente con mis manos levantándome de la silla.

— Entonces no perdamos más tiempo, a trabajar — sonreí. Camine hacia la puerta y tome el pomo.

— La primera la tienes en cinco minutos dijo rapidamente.

Mierda.


Entre al salón de costura donde se ubicaban los vestidos de novia. A Kelcy le encargue que enviara una parte de los paquetes, la otra yo la haria después.

____ la novia ya va para alla la voz de Kelcy se escuchó por la pequeña bocina que tenia en el escritorio.

Las citas las suelo atender en este salón porque es donde tengo todo lo necesario. Mi oficina solo la usaba para contratos, inversiones y proveedores.

Tome la cinta de medir colocándomela de tras del cuello, tome la libreta del escritorio ubicado ahí y anote donde irían las medidas, los detalles del vestido y corte.

La mayoria de las novias siempre me pide que haga el vestido lo más parecido posible al que imaginan, no suelo hacer los trazos elaborados cuando me lo piden ver en el momento ya que me toma unas cuantas horas para hacerlo lo más realista posible.

Eso sucede cuando están muy cerca de la fecha de su boda. Cuando dibujo bien es cuando las novias se toman el tiempo de venir meses antes.

Lo que hago es preguntarles, dibujarlo, se los muestro y despues tomo las medidas para empezar a hacerlo, la elaboración la logró terminar en dos semanas y media, yo me encargo de hacerlos y Kelcy en ponerles la piedreria.

Abrieron la puerta y pude observar a una chica rubia entrar junto con otra.

Era la mujer con la que había chocado el día que fui de compras.

Nuevamente senti el cosquilleo pero esta vez mas fuerte. Provocándome una sonrisa nerviosa.

Algo me dice que habría problemas.

Cayendo En Sus Garras   |Andy Biersack y Tu| en eliminacion próximamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora