Cuando subí las escaleras sentí como vibraba el celular en mi mochila. Estando con Grant ni siquiera había puesto atención a las notificaciones que habían llegado. Yo no hubiera sido de ayuda en una emergencia durante todo el día.. Cuando por fin lo encontré después de revolver mi mochila, lo saqué y vi que era Sebastián el que me llamaba.
-¿Dónde estás?-preguntó preocupado
-Afuera-reí.
–¿Afuera de dónde?
-Afuera,afuera.
Escuché como Sebastián caminaba hacía la puerta y la abría. Se veía preocupado y me sentí mal por no haberle avisado, pero tampoco quería ser muy explícita sobre lo que había pasado. Me miró sosteniendo su celular contra su oído
-¿A dónde fuiste?-preguntó sorprendido, parecía como si me estuviera regañando.
-A comer-contesté aún con el celular en el oído
Los dos nos dimos cuenta de lo ridículo del momento y reímos. Él colgó y yo guardé mi celular en la bolsa de mi pantalón. Entramos al departamento y me dejé caer sobre el sillón, quería repasar todo lo que había pasado y no quería olvidar ningún momento de lo que había sucedido.
-Te vi por la ventana-dijo mientras se formaba una sonrisa en su rostro. Si hubiera un premio a la persona que peor esconde cosas, seguramente yo lo ganaría. - Y me mentiste, yo si vi un amigo.
-No viste nada-respondí mirándolo nerviosa.
-Lo ví todo-dijo soltando una carcajada.
-No pasó nada.
-También vi eso.
Lo miré y puse los ojos en blanco. Habían pasado muchas cosas, o al menos no sabía qué otra cosa pudo haber pasado en esos momentos para considerar que había sido algo significativo.
-¿Cómo se llama?-preguntó recobrando su seriedad. El papel de papá no le quedaba.
-Grant-contesté-Es de tercero
-Espera,espera-dijo mientras abría los ojos y se acomodaba en el sillón - No sabía que te gustaban mayores. ¿Dónde lo conociste?
-Fue a mi salón-respondí no queriendo dar detalles muy específicos sobre todo el intercambio.
-Te está espiando- dijo mientras alzaba una de sus cejas en señal burlona.
-No-contesté dudosa.- No lo sé, puede ser una posibilidad.
-¿Y?-preguntó queriendo saber más. No había mucho que contar porqué realmente no había pasado nada. Justo cuando pensaba contarle surgió una duda en mi cabeza.
-No lo sé-dije dudosa. No soy la mejor en interpretar mensajes.
-¿Qué te dijo?. Las palabras exactas que utilizó.
-Qué hay que conocernos-respondí alzando los hombros
Sebastián solo sonrió como si esa oración hubiera estado en un idioma extinto y él fuera la única persona del mundo que lo entendiera.
-¿Qué quiere decir eso?-pregunté seria mientras me acomodaba en el sillón para descubrir el misterio.
-No te lo voy a decir-dijo mientras se levantaba del sillón -Son códigos de hombres, así como las mujeres tienen el suyo.
-Te odio-reí mientras me levantaba del sillón
Sebas me miró como si quisiera decirme algo, pero algo lo detuvo.
-Si hace algo que no te gusta, debes decirme
Sebastián jamás había actuado así. El único que había tenido en la preparatoria era su amigo y además habíamos durado muy poco tiempo saliendo. Verlo en esta faceta de hermano celoso y papá regañón era bastante extraño.
-¿Puede venir el viernes a ver una película?- pregunté mientras caminaba a mi cuarto.
-¿Van a ver una película o la película los va a ver a ustedes?- gritó mientras caminaba a su cuarto.
Miré de reojo a Sebastián mientras él reía. Sabía que disfrutaba molestarme, sólo no sabía cuánto.
-No seas asqueroso- respondí mientras negaba con la cabeza.
-Quiero que me digas eso el viernes. Está bien, sólo no entren a mi cuarto.
-Nadie quiere entrar a tu pequeña cueva- respondí mientras me acostaba en mi cama.
-Eso lo veremos. Descansa.
Escuché como cerraba su puerta y me quedé inmóvil un rato.Ya era tarde para retirar mi invitación al departamento y solo esperaba que Sebastián no me avergonzara frente a Grant. Lo único que podía hacer en ese punto era cruzar mis dedos y esperar que se comportará. Cerré mis ojos sin pensar en todo lo que tenía que hacer y recordé el toque de Grant sobre mi piel. Sonreí sin querer y de la nada esperé sentir de nuevo esa sensación.