[VEINTIUNO]

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Ambos estaban rotos y en vez de remendarse se amaron a pedazos.

MARIANI SIERRA
...

KEA

Cierro mis ojos mientras sigo besándolo con fuerza y reprimo mis ganas de llorar. Estar así con él siempre se siente tan bien, tan correcto, y no quiero estar en ningún otro lugar más que con él. De hecho no tengo otro lugar mejor en el cual estar.

Todo es tan difícil ahora para mí en casa. Diego se ha marchado a otra ciudad, mi padre ha vuelto a beber y mi mejor amiga se ha ido de vacaciones con su novio, por lo que no puedo pasar tiempo con ella y distraerme. Fidel es la única persona que tengo justo ahora y estoy muy asustada de que sea el siguiente en irse. Tengo miedo de que cambie de opinión una vez más y ahora sí me quede sola.

Sonrío cuando lo siento colocar sus manos sobre mi cintura con suavidad y me doy cuenta de que, con cada toque y en cada roce de sus labios, me demuestra que sí me quiere. Lo que tenemos ya no es un juego, no estoy segura de que alguna vez lo haya sido, pero ni siquiera sé qué es, qué somos. No somos novios, está claro, pero definitivamente no somos solo amigos.

Lo que tengo con él es diferente y especial. Discutimos mucho, sí, y la mayoría de las veces yo tengo la culpa, pero él es paciente conmigo. A veces bromeamos y jugamos como si fuésemos niños pequeños, hablamos sobre cosas estúpidas y sin sentido, pero también conversamos sobre temas interesantes. Nos divertimos, peleamos, nos besamos, volvemos a pelear y todo es perfecto así para mí. Me alegra que sea un chico con carácter y no sea extremadamente dulce, de otra manera probablemente ya me habría aburrido. No digo que no sea dulce, claro que lo es, pero en la justa medida. Dice cosas lindas y tiene gestos bonitos, pero no me empalaga.

Las cosas que dice, la manera en que actúa... A veces me pregunto si lo saca todo de un manual, porque dice y hace lo indicado en el momento perfecto.

Él hace mi vida interesante; más alegre, menos deplorable. Me hace reír y logra que me dejen de importar las cosas malas cuando lo tengo a mi lado. Me gustaría poder decir que hago lo mismo por él, pero sé que no es así. Yo le causo más disgustos que alegrías.

La mayoría de las veces ni yo misma me entiendo, así que no me sorprende que él tampoco lo haga. Aunque la verdad es que a veces tengo la sensación de que él me entiende más que yo misma.

No sé por qué sigo tratándolo así cuando él pone todo su empeño en que estemos bien. ¿Tal vez le estoy poniendo una prueba? Tal vez quiero asegurarme de que se quede cuando las cosas son difíciles conmigo, de que no me abandonará a la primera que se ponga feo el asunto.

Odio ser tan insegura cuando se trata de él, pero no puedo evitarlo. Si fuera cualquier otra persona ni siquiera me importaría si se queda o se va. Pero no, no es solo una persona más, es Fidel, y yo quiero que decida quedarse a mi lado. Quiero que quiera estar conmigo.

Tratando de dejar mi mente en blanco, nos tumbo sobre el piso y coloco mi cuerpo parcialmente encima del suyo. Seguimos besándonos. No hacemos más que eso, nunca. Besarnos y abrazarnos con fuerza, como si temiéramos que el otro fuera a desaparecer en cualquier instante.

No sé si yo no quiero dar un paso más o si él no quiere. Tal vez ambos queremos y no decimos nada por miedo a quedar en ridículo. Sea como sea, disfruto las cosas como son y por eso me quedo callada, solo disfruto el calor que desprende su piel, el sabor de su aliento, la sensación de sus caricias.

Hoy no será el día que avancemos. Tal vez más adelante.

Respiro profundo cuando siento que mis pulmones lo necesitan y Fidel enmarca mi rostro con sus dos manos. Se separa solo unos centímetros, me mira durante dos segundos y luego sonríe.

Besos que curan [ADL #2] ✔Where stories live. Discover now