[DIECIOCHO]

80.9K 6.5K 519
                                    

Contigo siempre lo que con nadie nunca.

X
...


KEA

Saco mi celular con prisa cuando nos subimos a la camioneta de la mamá de Nai. Acabamos de recogerla del aeropuerto y vamos rumbo a su casa, donde Asier le dará una sorpresa para tratar de recuperarla.

Es dulce. No me contó qué fue lo que planeaba hacer, pero creo que es lindo que se preocupe tanto por arreglar algo que no fue toda su culpa. En cambio Fidel...

Observo las siete llamadas perdidas que tengo de él y frunzo el ceño. No sé por qué sigue llamando si sabe que no voy a contestarle. Odio cómo, a pesar de no tenerlo a mi lado, el sonido de su voz a través de la línea sigue poniéndome nerviosa. Los mensajes son más seguros, aunque debo admitir... se me forma una sonrisa tonta en el rostro cada vez que llega alguno.

Diego me vio el otro día leer un mensaje de él y dijo que se me iluminaban los ojos. Exageraciones suyas.

Guardo el celular sin llamarlo ni enviarle mensaje y concentro mi atención en mi mejor amiga. Luce cansada. Sus ojitos se ven algo tristes a pesar de que está sonriendo y sé que es porque no ha podido hablar con Asier. Quisiera contarle todo de una vez y que así se anime un poco, pero tampoco voy a echarle a perder la sorpresa al pobre hombre aquel.

Sé que se ha esmerado en lo que sea que haya planeado, aunque no sepa en qué consiste su plan para recuperarla, así que dejaré que todo pase cuando tenga que pasar. Él se metió en esto, él tiene que salir de esto.

Miro por la ventana y escucho la canción que suena en la radio. Nai charla con su mamá y yo presto atención vagamente a sus palabras. Siento esa nostalgia en mi interior cada vez que compruebo la relación tan sólida que tienen ellas dos. Me hace extrañar a mi madre. Fue mi mejor amiga y cuando se marchó sentí como si la mitad de mi alma también se hubiera ido con ella.

Poco después de perderla conocí a Nai y, aunque es mi mejor amiga ahora y la amo, jamás va a ocupar su lugar. Nunca va a poder reemplazarla.

Sonrío algo triste por todos los recuerdos que pasan por mi mente. Si ella estuviera aquí conmigo podría ver a través de mi fachada de indiferencia y sabría aconsejarme sabiamente, pero no está y tengo que aceptarlo.

Nai me saca de mis pensamientos cuando se gira sobre su asiento para verme y comienza a bombardearme con preguntas.

Poco tiempo después llegamos a su casa. Entramos, la ayudamos con sus pocas pertenencias y nos sentamos a esperar la señal de que Asier ha llegado. Su mamá y yo comenzamos a hacerle preguntas e iniciar conversación para disimular un poco. Iba a ser un poco raro estar las tres sentadas sin decir nada, ¿no? Así que insistimos en saber todo sobre su estadía con su padre.

Nai está contando algo acerca de su papá trabajando demasiado, cuando un sonido llama mi atención. Guardo silencio y aguzo el oído para ver si no estoy imaginándolo y... No. Es muy real.

¿Son esas guitarras?

Tardo un segundo en darme cuenta de que las tres nos hemos quedado calladas tratando de ver de dónde proviene aquel ruido. La mamá de Nai también lo ha oído, pero mi amiga parece confundida.

—¿Qué es eso? —pregunta curiosa.

Su mamá y yo nos miramos conocedoras, pero cuando la miramos a ella nos encogemos de hombros como si no tuviéramos ni la menor idea.

—Deberías ir a ver —sugiero.

—Pero...

—Sí. Ve y nos dices qué es, Nai —secunda su madre.

Besos que curan [ADL #2] ✔Where stories live. Discover now