14.

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Trago saliva fuertemente al oír fuertes gritos desde el otro lado de la puerta. ¿Por qué fui tan estúpida? Meto la llave en el cerrojo con rapidez y maldigo al ver que se me caen las llaves al suelo. ¿Quién me hizo tan torpe? ¡Dios mío! Ahora la puerta no abre. Estoy a nada de darme golpes en la cabeza con la puerta si no se abre en diez segundos.

–¡Joder, Louis! –ése ha sido Harry.

¡Maldición, ábrete puerta! Y entonces, la puerta se abre, haciendo que me caiga al suelo, para luego notar como algo aterriza en mi cabeza. Cojo lo que ha caído y frunzo el ceño. Un calcetín usado de Louis. Levanto mi vista y veo a dos chicos en bóxers con su mirada puesta en mí.

–¡Mor! –Louis dice desde el agarre de Harry.

Harry está sobre la espalda de Louis, y éste le está tirando de los pelos. Una posición un tanto imposible. En verdad, estoy sorprendida. No hay heridos. Creo. Ahora hay un silencio inexplicable y me incorporo al darme cuenta que aún sigo en el suelo. Recojo la poca dignidad que me queda del suelo y cierro la puerta. Doy dos pasos hacia adelante y los chicos me miran, inmóviles. La jaula de Mesa está abierta, y sinceramente, no me sorprendería si la viera en el horno. El suelo está hecho un asco, y hay un montón de ropa sucia por todos los lados. Camino hacia el comedor y veo que la puerta del balcón está abierta. Entro y muerdo mi mano para evitar chillar. Mis sujetadores se encuentran pegados en la baranda.

–¿Mor? –oh, Louis.

Cierro los ojos fuertemente. Los sujetadores están mojados por la humedad, los aros completamente salidos de su sitio y la tela rota. Los recojo y me dirijo hacia Harry y Louis.

–Mor, ¿qué...? Oh...

Sí, Louis. "Oh".

–¿Louis? –no me quiero enfadar, no. Quiero comportarme como una persona madura y saber enfrontar esta situación con normalidad. Sí, eso. Con normalidad. Aunque me esté costando un ojo de la cara.

–¡Fue él! –abro los ojos de inmediato para ver como Louis señala a Harry y éste abre la boca mientras frunce el ceño a modo de molesta.

–¡Tú me empujaste!

–¡Tú cogiste los sujetadores! –contraataca Louis.

–¡Tú abriste la puerta!

–¡Tú rompiste los sujetadores!

–¡Tú te metiste unos en tus calzoncillos! –chilla Harry.

Espera... ¿¡Qué?!

–¡Tú me emborrachaste!

–¡Tú me emborrachaste a mí también!

–¡Cuando despertamos, fuiste tú el que me volvió a ofrecer alcohol!

–¡Tú me pediste algo de beber!

–¡No alcohol, estúpido! –ahora vocifera Louis.

Dejo caer los sujetadores al suelo haciendo que caigan como plomo al suelo.

–¡¿PODÉIS DEJAR DE DISCUTIR COMO NIÑOS?!

Y me miran. Seguramente estoy roja como un tomate, pero no me importa.

–Sentaos, los dos. En el suelo.

Me hacen caso y se sientan en el suelo.

–Louis, hoy duermes aquí.

–¿¡Qué?!

–He dicho: Hoy duermes aquí.

–Hombre, dónde quieres que duerma.

Toothbrush | 1D AU | #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora