09.

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Me despierto con un horrendo dolor de cabeza. Abro los ojos y me encuentro en el suelo. ¿Qué estoy haciendo en el suelo? Estoy muy confusa en estos momentos. Entonces me acuerdo. Harry. Estoy en su casa. Me levanto y observo a Harry, que está tumbado en la cama. Me acerco sin hacer ruido a él, ya que duerme plácidamente, como si jamás hubiera ocurrido nada. Me siento en el borde de la cama y le acaricio la cara, recorriendo con mi pulgar su pómulo derecho, que está adornado con un cardenal. Tiene varias heridas por toda la cara y en seguida me estremezco. No sabía que el terror nocturno te llevara a hacer tales cosas. Es más, no sé nada sobre este trastorno. A ver, soy dentista, no psicóloga. Buscaré en casa de qué se trata.

Harry gime suavemente y entonces sé que me tengo que ir ya. A las once empieza mi turno en la clínica y, por muy temprano que sea (son las ocho menos cuarto), aún tengo que ir a coger mi coche y dirigirme hacia casa.

Sigilosamente, salgo de la habitación y voy en busca de la secadora. Tengo mi ropa allí y yo aún voy vestida con la que me prestó Harry. Después de dar mil vueltas por el apartamento de Harry, encuentro la secadora en una pequeña habitación junto a la lavadora. Saco cuidadosamente mi ropa del interior. Con la ropa en mis manos, camino hacia el baño y vuelvo a vestirme con mi ropa, dejando la de Harry bien doblada sobre el inodoro.

–¿Mor? –oigo como la voz mañanera y ronca de Harry me llama.

Mierda. ¿¡Qué hace despierto a estas horas?! Después de toda la movida de anoche, debería estar durmiendo hasta, como mínimo, las doce. Ésto es increíble.

–¿Mor? ¿Te has ido? –su voz tiembla ligeramente y entonces me siento terriblemente mal al pensar que he estado a punto de marcharme sin decir nada.

–¿Mor? –ahora prácticamente corro hacia la habitación.

Al llegar, Harry está tapado hasta la nariz y tiene los ojos rojos. Parece abatido, aunque, bueno... Éso ha sonado idiota. Claro que lo está.

–¿Qué ocurre, Harry? Vamos, vuelve a dormir, aún es temprano.

Harry me mira confundido.

–Me duele la cabeza –murmura Harry.

Suspiro profundamente y le retiro los rizos de la frente.

–Duerme, Harry.

Ahora me siento observada. ¿Por qué me mira tanto?

–Estás vestida.

Asiento con la cabeza y vuelvo a arroparlo. Sin darme cuenta, se ha quitado las sábans, dejándome ver su pijama de lunas sonrientes.

–Me tengo que ir. Ahora, duerme –estoy siendo muy borde, pero, entendedme. Después de lo sucedido, no sé cómo acturar enfrente a él.

Harry cierra los ojos y me da la espalda. Entonces me acuerdo de que es cuatro años menor que yo. Aunque tenga veintiún años, yo lo veo como un bebé. Me acerco a él y le beso la cabeza.

–Adiós, Harry.

Harry se estremece bajo las sábanas y yo le acaricio por última vez el pelo antes de coger mis cosas y salir por la puerta de entrada. Un vez ya estoy fuera, en la calle, respiro hondo. No quiero ir a trabajar hoy. Demasiadas cosas me han pasado ya en dos días. Hago el recorrido hasta el aparcamiento a paso lento, manchándome los zapatos de agua a causa de los charcos que se han formado en el suelo. Ni siquiera me molesto en rodearlos. Aunque físicamente no lo esté, mentalmente estoy agotada. No puedo siquiera pensar con claridad.

Cojo el ascensor para acceder al aparcamiento y enciendo mi coche desde la posición en la que me encuentro. En un acto reflejo me llevo la mano al bolsillo y saco el móvil. Vale, voy a ser declarada idiota del año. Tengo que volver a casa ya. Estoy muy preocupada por Louis. Llevo casi dos días sin verlo y no sé en que estado voy a encontrarle cuando llegue a casa. Definitivamente, ayer no debería haber ido con Harry a su casa. Debería haberlo llevado como me pidió, sin necesidad de autoinvitarme. Tendría que estar con Louis, aunque tampoco hubiera servido de mucho. Seguramente al verlo me hubiera puesto a chillarle y mi orgullo le hubiera impedido explicarse.

Toothbrush | 1D AU | #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora