-¿Estás lista? –Preguntó Alice entrando a la habitación mientras yo estaba agachada atando mis zapatos-.
-En un minuto lo estaré –Dije poniéndome de pie y ajustándome los jeans- ¿Qué tal luzco?
-Te ves bien, (T/N), ahora andando –Respondió saliendo de la habitación-.
Salí de la habitación después de tomar mi bolso y las llaves de la camioneta. Alessandria había planeado con Dinah un almuerzo. Dianna y Lea habían decidido irse a pasar el fin de semana en un hostal, mientras que Alice y yo nos encargábamos de buscar un apartamento que podamos compartir.
Tomamos el ascensor y cómo siempre, Alice no paraba de mirar el teléfono. No le presté mucha atención y me entretuve mirando los números de planta cambiar. Cuando por fin llegamos al estacionamiento, divisé mi camioneta y rápidamente desactive su alarma, caminando y entrando en ella acompañada de Alice, quien guardo su teléfono y comenzó a morderse las uñas.
-Sabes que detesto que hagas eso –Dije entre dientes mientras comenzaba a manejar-.
-Perdona –Dijo en susurro-.
-¿Qué tienes? -Pregunté al verla tan sumisa-.
-Nada, es solo que...-Suspiró y volteó su mirada a la ventana- olvídalo.
-Nada de "Olvídalo", tonta. Dime qué tienes.
-Creo que estoy un poco embarazada –Frené al escucharla decir eso-.
-¿Cómo qué un poco embarazada? O se está o no –Dije a punto de reír- ¿Te hiciste la prueba ya?
-Sí –Respondió-.
-¿Y entonces? –Pregunté- ¿Sí o no?
-Sí, pero, (T/N)...
-¡Oh dios mío, esto es asombroso! –Grité emocionada-.
-Ahora no estoy para tus reclamos, por favor –Dijo y la interrumpí-.
-No, esto es genial. Siempre quise cuidar a Vanessa si llegaba a embarazarse, pero conociéndola nunca llegará el día. En cambio, ¡Estás embarazada tú y yo te cuidaré!
-Santo dios –Dijo hundiéndose en su asiento-.
-¿Por qué no estás emocionada? –Pregunté volviendo a conducir-.
-Porque no tengo idea de quién es el padre y seré madre soltera en un país desconocido –Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas-.
-Oye, estoy contigo, ¿Si? Todo estará bien –La alenté, tomando su mano entre la mía-.
-¿De verdad? –Preguntó mirándome-.
-De verdad –Sonreí y me acerqué a ella para darle un beso en la mejilla-.
Seguí manejando y al llegar, toqué el timbré de acceso y a los pocos segundos el porton se abrió dándonos paso. Estacioné la camioneta, y me bajé a la par de Alice, quien se paró al lad mío y comenzamos a caminar a la puerta principal.
-Seré tía, que emoción –Dije en susurro mientras caminábamos-.
-Estás más emocionada que yo...-Respondió sonriendo y le di paso-.
Caminamos hasta el patio trasero, ella con su mano apretando mi cintura y yo con mi brazo rodeando su hombro. Al llegar afuera, las chicas estaban sentadas en una especie de semicírculo hecho con sillas, Dinah se levantó de su asiento para saludarnos, mientras Alessandria solo agitó su mano en gesto de saludo.
