Capítulo tres.

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Me hice bolita en el suelo, ¿Por qué? ¿Porque siempre me tenía que hacer daño? Me subí la camiseta, tenía 5 moratones lilas y azules uno al lado del otro, me dolían, me dolían la vida, pero tenía que levantarme porque había quedado con Mangel y no quería que se preocupara, o sospechara algo.

Me levanté con cuidado y al instante me doble por el dolor, salí corriendo al lavabo y vomite. ¿De verdad yo era tan mierda de persona?

Tiré de la cadena y cogí las llaves, Álvaro me mataría al enterarse de que he salido, pero quería ver a Mangel, él me calmaba siempre aunque no se diera cuenta.

Bajé por el ascensor y fui caminando lentamente hasta llegar donde quede con mi mejor amigo, allí lo vi, con su móvil y un café, abrigado hasta las orejas por el frío que hacía. Él miraba el reloj porque yo llegaba 20 minutos tarde. Intenté ir lo más rápido que pude, y le abracé por la espalda haciendo que se asustara y diera un saltito, me hizo gracia, a la vez que se veía adorable.

-Bu- Me reí a carcajadas.

-Eres gilipollas, ¿Sabes el susto que me has dado?- Se giró y se me quedo mirando, no apartaba su mirada , cosa la que me daba miedo. De golpe, guardó su móvil y me dio el café que tenía en su manos.- Aguántalo un momento.-Me cogió de la barbilla levanto un poco mi cara, ya que la había agachado, y paso su mano por donde Álvaro me había pegado este medio día.- ¿Qué coño es esto Rubén?

Se me pusieron los pelos de punta al escuchar que me llamaba por mi nombre, esto se estaba poniendo serio.

Le miré sin saber que decir. Empecé a su sudar de los nervios ya tartamudear.- Me hice daño, me-me di un golpe.- Mas bien me lo dieron, pensé, y se me quedo mirando, parecía no creérselo mucho.

-¿Con qué te diste un golpe? ...Está hinchado y lila... ¿no te duele?- Me acarició con cuidado donde tenía el moratón.

-No, no me duele y me lo hice con la esquina de la mesa, que me levanté y me di en la mejilla, bueno aquí debajo del ojo.- Le sonreí a ver si así se lo creía, nunca le explicaría nada de lo que me hace Álvaro.

-Bueno...-Empecé a rezar para mis adentros de que se lo creyera y así fue, o al menos lo parecía.- ¿Vamos al cine?

Suspire aliviado.- Si, vamos, ¿Qué quieres ver?

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Me senté al lado de Mangel, estábamos al final de la sala, donde veríamos la película. Estaba feliz de estar a su lado, aunque me costó bastante sentarme y aguantar el dolor del último golpe que recibí.

Me apoye en el hombro de Mangel y cerré los ojos, él me paso el brazo por los hombros y me atrajo a él. 

Él siempre me protegía.

-Me encanta estar así contigo.-Le confesé, lo echaba de menos.

-Me encanta estar contigo.- Me ruboricé, tenía ganas de abrazarle y no soltarle.

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Acabó la película y decidimos ir a su casa. Allí nos sentamos en el sofá a jugar a la play un rato. No se cómo acabé durmiéndome entre sus brazos. 

Creo que no he dormido mejor en mi vida.






Golpes. ||RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora