Yamamoto Takeshi |Peculiar|

4.6K 309 38
                                    

Un espumoso mar de color rosa los rodeaba la tarde que se conocieron. La calidez de la primavera arrullaba con sus brazos de brisa fresca los árboles de cerezo, bailaba con ellas y arrancaba con dedos finos sus pétalos, uno a uno, formando torrentes que inundaban el suelo.

(...) los miró ausente, caminando entre los montículos suaves, a veces estornudando por las partículas de polvo y polen flotando en la atmósfera.

A lo lejos, el seco impacto de pelotas contra bates de madera repicaba con una constancia rítmica. Los clubes se habían convertido en una plaza de relajación para la mayoría del estudiantado desde que Kyouya ausentaba su precensia en ese lugar;
la aglomeración de árboles de cerezo parecía causarle una reacción de rechazo profuso. Era normal que poco a poco, al advertir ese curioso rasgo, los alumnos fueran desplazando sus momentos de ocio ahí.

Ah, sin dudas poder tomarse un descanso de vez en cuando era reparador y-

—¡Cuidado! —Siquiera tuvo tiempo para reaccionar, una pelota de béisbol impactó contra su frente como si de una bala de cañón se tratase. El dolor estalló en cientos de fragmentos en su cráneo, y más aturdida por la sensación abrumadora que a causa del mismo golpe, cayó de espaldas, dejando un rastro de lágrimas en el trayecto—. Demonios... —Yamamoto había visto todo desde el campo temporal designado, habían estado practicando afuera, porque la cancha, la cual tenía malla de seguridad, estaba en mantenimiento. Si bien él no había sido el de la bola perdida, debía tomar responsabilidad, así que sin dudarlo corrió hacia la pobre víctima—. Hey, ¿estás bien?

(...) medió abrió los párpados, con un sollozo atorado en su garganta, y la cabeza dando vueltas, también sentía la nariz congestionada por el impacto, pero cuando vio esa aparición de piel achocolatada, con los cabellos negros revueltos por la actividad física y enmarcado por todo el rosa de los cerezos, creyó haber reencarnado de nuevo.

—¿Ya me morí? —Una carcajada arrancó del pecho de Takeshi y pronto la ayudó a incorporarse.

—No. Pero casi lo logras —Su semblante cambió a uno preocupado cuando ella siseó tomándose la cabeza—. Lo siento mucho, los nuevos están disparando a diestra y siniestra, temíamos un accidente pero nunca creímos que realmente fuera a ocurrir.

—Ver para creer dicen, ¿no? —Trató de bromear (...) aún con el rostro contra su mano.

—¿Hay algo que pueda hacer para compensarte?

(...) levantó la mirada y parpadeó un par de veces tratando de enfocar su entorno.

—¿Y si vamos por un helado luego de tu práctica?

Hey, había que aprovechar.

—Jajaja, trato hecho.

~+~

Enero 23, 2016

KHR |Lectora|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora