Capítulo 7; Quizás no seas...

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Desperté y aún me seguía riendo recordando lo ocurrido la noche anterior.
A lo largo de la mañana Blanca me llamó:
-JAJAJAJAJAJAJA- su risa inundó la otra línea- ERES MI PUTA ÍDOLA.
Empezamos a reírnos las dos sin control.
-Mi tío me ha llamado, dice que te va a matar- dijo sin poder respirar- me ha dicho que tuvo que ir a buscar a Pablo a las 7 de la mañana porque él no podía volver. - no paraba de reirse- si tú supieras lo enfadado que está, y Pablo ya ni te digo.
Las dos nos ahogábamos con la risa.
- Que inocente es dios.
-¿ No te da pena?
-Nah
- Eres una hija de puta.
- Lo sé.
La llamada duró poco más.

Estaba sola en casa, mis padres y Kevin habían ido a no sé dónde y volverían no sé cuándo. Bah, me la sudaba. Como si no querían volver.
Puse música a todo volumen, me puse una sudadera y unos leggins y me hice mi famoso moño de estar por casa.
Me puse las manos a la obra y fui ordenando mi cuarto.

El sonido del timbre hizo que pegara un bote.
-MAAMAAAAA ABRE
Mierda. No estaba. Que pereza ¿no?
Pero el timbre siguió sonando.
Conforme iba bajando iban pegando con fuerza.
-QUE YA VOY JODER TANTO ESTRESARME.
Abrí la puerta de golpe y me encontré con un muy enfadado Pablo.
-wow, que honor recibirte - le sonreí- ¿descansaste?
Me cogió del brazo.
- ¿POR QUÉ LO HAS HECHO?-me gritó.
-Ei ei, vamos por partes- me solté- como vuelvas a tocarme te juro que te dejo sin descendencia. Y a mí no me gritas, para chillar te vas a uno de tus conciertos, a mi casa no.
-Sólo dame un motivo, no sé que te he hecho- dijo furioso.
- Sólo por joder- sonreí satisfecha.
-Estás jodiendo al equivocado.
- Mira, si el débil del Alborán va a tener coraje y todo.
-No tienes ni puta idea de como soy ¿Me oyes? Estupideces como estas me tocan mucho los cojones.
- Mira tú que bien, si no querías que te molestara ¿Por qué te acercaste a mí?
-Ni yo mismo lo sé. Creía que eras diferente.
- ¿Te creías que iba a caer sólo por qué me dijeras algo bonito? Sigue soñando.
-No es eso. Odio a las niñatas, como tú.
- Pues da la casualidad de que yo odio a los maduros, como tú.
Me miró con rabia.

-Además, no odiaras tanto a las niñatas cuando ayer sin ir mas lejos no pusiste impedimento cuando te dije que te quitaras la ropa.
¿Qué pasa, no estás acostumbrado a que te rechacen, don mimado?
- ¿Y a ti? ¿Qué te pasa? ¿Tus padres no supieron educarte correctamente?
La rabia se apoderó de mí.
Sin pensármelo, mi mano impactó en su cara, haciendo que ésta girara.
- Eres un gilipollas- dije con lágrimas en los ojos.
Me metí en mi casa cerrando con un portazo.
Cogí sus cosas corriendo y volví a salir.
-Tu puta ropa- se la tiré a la cara.
Otro portazo.

Subí arriba y la impotencia pudo conmigo. Lágrimas de rabia recorrían mis mejillas.
¿Qué coño sabía él? Si mi padre me abandonó cuando yo era pequeña no era problema suyo.
Si mi madre no tenía tiempo para ocuparse de mí porque le prestaba toda la atención a mi hermano tampoco es problema suyo.
No es tan frágil como me lo imaginaba.

*Narra Pablo *
¿Qué cojones fue eso? Se supone que era yo el que tenía que estar enfadado. Me dejó en bolas, joder. Sin ropa.
Dejando a un lado la temperatura corporal que me dejó, claramente.
Joder.
Me descoloca por completo.
¿Cómo se puede ser tan difícil? No le he hecho absolutamente nada.
Le falta madurez, demasiada. Yo puedo aportarle algo. Joder, Pablo. ¿Qué dices? Ella no te traería más que problemas.
Como, por ejemplo, romper mi amistad con algún que otro artista. Menos mal que Sergio entendió que ese mensaje no era mío.
Estoy hecho un auténtico lío. Por más que busco un motivo para que me odie tanto, no lo encuentro.
Pero... ¿Por qué le ha afectado lo que le dije? ¿Por qué me pegó? ¿Por qué se molestó?
Si a ella no le afecta nada ¿no?
Quizás no sea tan dura como yo pienso.

Recuérdame.Where stories live. Discover now