Prólogo.

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Ella miraba atenta a todas aquellas personas que la rodeaban. Cada vez sentía que la angustia dentro de su pecho crecía cada vez más. Sin embargo procuro mantener la calma y no llamar la atención de nadie, prefería seguir siendo invisible para el resto de las personas...

De pronto siente una ligera presión en su huesudo hombro, la cual provoca que se sobresalga del susto. Tomando una pequeña bocanada de aire, dirige su mirada hacia la persona que yacía en frente de ella.

-¿Estas bien?- la voz de Sara demostraba un ligero toque de preocupación por su amiga.

Elise observo cautelosamente el rostro de aquella chica, para luego decir:

-Sí, es sólo que de un momento a otro no me siento bien...

-Si quieres puedo pedir permiso, y salemos a tomar un poco de aire.

Elise deja escapar una pequeña risa sarcástica de sus pálidos labios. Como si salir a tomar un poco de aire pudiera callar aquella voz que tanto oía y la atormentaba.

-Estoy bien... En serio, es solo que me empezó a doler un poco el estómago.-mintió.

-Supongo que no comerás entonces.-en efecto Sara no se equivocaba en lo absoluto. Elise no planeaba tocar ningún bocado de aquella mesa.

-No. Tal vez coma cuando el dolor cese, o incluso cuando llegue a casa.

Su amiga le lanzó una rápida mirada de sigilo, luego dirigió su vista a aquella mesa repleta de comida que yacía en aquel lugar.

-Las ventajas de venir a esta gira de curso, es que nos traen a los locales de tenedor abierto. Si me disculpas iré a por aquel postre, desde hace rato siento que me llama -miro por última vez a su amiga-¿Segura no quieres nada?-Elise asintió.

-Está bien. Entonces supongo iré sola, nos vemos en cuando termine de comer todo lo que pueda.

Elise trato de crear una ligera sonrisa con su comisura del labio. Pero está parecía más una mueca que en vez de lo planeado.

Sin aguantar más, tomo sus audífonos y se dirigió a cualquier otro lugar de aquel mall. Un lugar en donde pidiera ser capaz de callarla.

Cada vez sentía que las cosas se iban saliendo de control, pero ¿qué podía hacer al respecto? "Ella" como la había nombrado Elise era mucho más astuta de lo deseado. Siempre sabía cómo y cuándo atacar.

Por desgracia luchar contra ti misma no es una batalla fácil y ligera que digamos. Sino que al revés, es la batalla más grande que un ser humano puede enfrentar. Y para la desgracia de Elise "Ella" cada vez iba tomando más territorio del deseado.

A veces era como sí despertara de un mal sueño. Una pesadilla. Había veces en las cuales "Ella" permanecía en silencio. Probablemente resguardada en las más oscuras sombra de su interior.

Pero al igual cómo permanecía silenciosa, de un día a otro sin previo aviso atacaba, y al parecer cada vez con más fuerza que la anterior.

Elise poco a poco sentía que ya no podía luchar contra quien conoce mejor que nadie sus deseos, sueños, miedos y pesadillas. Era prácticamente imposible batallar una guerra interna contra ella misma.

A medida que los días pasaban, la angustia crecía con mayor proporción en su pecho. Sentía cualquier momento estallaría y esculliría todo aquello que llevaba oculto dentro... La pregunta era cuándo llegaría aquel momento. Eso aún nadie lo sabía.

Sólo esperaba poder aguantar un poco más, y tratar de dar su último aliento contra su peor pesadilla antes de que sea demasiado tarde y "Ella" cumpliera con su objetivo. Pero la montablemente para Elise su peor pesadilla era ella misma...

El diario de una anoréxica #Wattys2016Where stories live. Discover now