Finalmente, Dumbledore se incorporó.

—No está muerta, Argus —dijo con cautela.

Lockhart interrumpió de repente su cálculo del número de asesinatos evitados por su persona.

—¿Que no está muerta? —preguntó Filch entre sollozos, mirando por entre los dedos a la Señora Norris—. ¿Y por qué está rígida?

—La han petrificado —explicó Dumbledore.

—Ah, ya me parecía a mí... —dijo Lockhart.

—Pero no podría decir como...

—¡Pregúnteles! —chilló Filch, volviendo a Alice y Harry su cara con manchas y llena de lágrimas. — ¡Ella lo hizo! ¡Hace poco estuvo tocando a mi gata! 

—Ningún estudiante de segundo curso podría haber hecho esto —dijo Dumbledore con firmeza—. Es magia negra muy avanzada.

—¡Lo hizo él!¡O Ella! —saltó Filch, y su hinchado rostro enrojeció—. ¡Ya han visto lo que escribieron en el muro! Ellos encontraron... en la conserjería... Saben que soy, que soy un... —Filch hacía unos gestos horribles—. ¡Saben que soy un squib! —concluyó.

—¡No he tocado a la Señora Norris! —dijo Harry con voz potente, sintiéndose incómodo al notar que todos lo miraban, incluyendo los Lockhart que había en las paredes —. Y ni siquiera se que es un squib

—Nunca dañaría a un animal, señor — replicó Alice. 

—¡Mentira! —gruñó Filch—. ¡Ellos vieron la carta de Embrujorrápid!

—Si se me permite hablar, señor director —dijo Snape desde la penumbra, y Alice se asustó aún más, porque estaba seguro de que Snape no diría nada que pudiera beneficiarlos—, Potter y sus amigos simplemente podrían haberse encontrado en el lugar menos adecuado en el momento menos oportuno —dijo, aunque con una leve expresión de desprecio en los labios, como silo pusiera en duda—; sin embargo, aquí tenemos una serie de circunstancias sospechosas: ¿por qué se encontraban en el corredor del piso superior? ¿Por qué no estaban en la fiesta de Halloween?

Harry, Alice, Ron y Hermione se pusieron a dar a la vez una explicación sobre la fiesta de cumpleaños de muerte. 

—... había cientos de fantasmas que podrán testificar que estábamos allí.

—Pero ¿por qué no se unisteis a la fiesta después? —preguntó Snape. Los ojos negros le brillaban a la luz de las velas—. ¿Por qué subisteis al corredor?

Ron y Hermione miraron a Harry y Alice.

—Porque..., porque... —dijo Harry, con el corazón latiéndole a toda prisa; algo le decía que parecería muy rebuscado si explicaba que lo había conducido hasta allí una voz que no salía de ningún sitio y que nadie sino él había podido oír—, porque estábamos cansados y queríamos ir a la cama —dijo.

—¿Sin cenar? —preguntó Snape. Una sonrisa de triunfo había aparecido en su adusto rostro—. No sabía que los fantasmas dieran en sus fiestas comida buena para los vivos.

—No teníamos hambre —dijo Alice con voz potente, y las tripas le rugieron en aquel preciso instante.

La desagradable sonrisa de Snape se ensanchó más.

—Tengo la impresión, señor director, de que Potter y L'Argent no están siendo completamente sinceros —dijo—. Podría ser una buena idea privarles de determinados privilegios hasta que se avengan a contarnos toda la verdad. Personalmente, creo que deberían ser apartados del equipo de quidditch de Gryffindor hasta que decidan no mentir.

Alice y la Camara Secreta [AIH#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora