Prólogo

26.1K 713 74
                                    

La biblioteca estaba fresca y oscura fui hasta el mostrador, donde la anciana bibliotecaria le entregaba unos libros a un señor gordo con un traje blanco de lino. Después llegó mi turno, pero justo en ese momento apareció una joven madre con un pequeño; eran la señora Anna y su hijo Maxie, de seis años. Maxie y yo teníamos la misma profesora de piano y su madre conocía a la mía. Oh, no; lo último que quería era un testigo. [...] Retrocedí un paso y les hice un ademán exagerado para que pasaran.

- Vaya, gracias, Cassie -respondió ella-. Qué modales tan encantadores. Se lo contaré a tu madre la próxima vez que la vea

Al cabo de una eternidad, se fueron

Yo no dejaba de mirar a mi alrededor, por si acaso aparecía alguien más. La bibliotecaria me frunció el ceño. Me acerqué al mostrador y murmuré:

- Por favor, señora, ¿tiene un ejemplar de Cincuenta Sombras De Grey?

Ella se inclinó hacia mí y dijo:

-¿El qué?

-El libro, de Cincuenta Sombras De Grey. Ya sabe, el que acaban de sacar en cines

Volvió a fruncir el ceño y ahuecó una mano detrás de su oreja:

- Tienes que hablar más alto

Lo hice, con voz temblorosa

- El libro de Cincuenta Sombras De Grey, por favor

Me clavó una agria mirada y respondió:

- Desde luego no. Jamás tendría tal cosa en mi biblioteca. Hay una copia en la biblioteca de Austin, pero habría que encargarla por correo. Son cincuenta centavos. ¿Tienes cincuenta centavos?

- No, señora

Noté que me estaba poniendo roja. Jamás en mi vida había tenido cincuenta centavos.

- Además -añadió-, necesitaría una carta de tu madre en la que te diera permiso para leer ese libro en concreto. ¿Tienes una carta así?

- No, señora - respondí avergonzada

Empezaba a picarme el cuello, lo que anunciaba un brote de urticaria. La bibliotecaria resopló.

- Me lo imaginaba. Y ahora, tengo libros que ordenar

Me entraron ganas de llorar de rabia y humillación, pero me negaba a hacerlo delante de esa vieja bruja. Salí de la biblioteca echando humo y encontré a Tyler holgazaneando frente al mercado. Me miró con cara de preocupación. Yo me rasqué las ronchas que me habían salido en el cuello y chillé:

- ¡¿De qué sirve una biblioteca si no te dan un libro?!

Desde luego que esto me cabreaba mucho.

- Todas las bibliotecarias son así, te lo aseguro.

Lo mire a los ojos pude ver que las tenía rojo, juraría que estaba llorando.

- ¿Qué pasa contigo?- pregunte algo curiosa-. Dímelo.

- No es nada.

Estaba mintiendo, cuando miente se le mueve la aleta de la nariz.

- Mientes, por favor, Tyler. Somos amigos, cuenta conmigo.

El agachó la mirada por unos segundos hasta que volvió a mirarme.

- Mi [...] mi madre [...] se fue - lloró- me abandonó Cassie

Yo me acerque a él, y lo abracé fuertemente. Susurré en su oído:

- Tranquilo, te puedo asegurar que no te faltara nada -añadí-, mi madre te querrá y te aceptará

- No es lo mismo

- Lo es, Tyler, no te preocupes por nada. Estarás bien con nosotros, mi mamá te querrá como me quiere a mi.

Se tranquilizó un poco, aún que me dolía lo que le estaba pasando, que te abandone tu madre es algo muy duro y difícil de superar. Yo lo cuidaré, él será el hermano que nunca pude tener.

Y lo que pasó con la vieja bruja no volverá a ocurrir, por que no pienso pisar una biblioteca en mi vida.

Enamorada de un mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora