Se siente extraño estar en esa posición, pero no lo siento como una sensación incomoda, lo cual es aún más extraño para mí.

Lo único que espero es no arrepentirme de lo que acabo de aceptar. Lo único que espero es que esto valga la pena y no haya problemas, sólo espero eso.

Mi corazón comienza a acelerarse cuando noto como empieza a dar pasos. El reconocer el pasillo por el que estamos pasando sólo hace que me ponga aún más nerviosa y ansiosa. Ya quiero que comience, pero a la vez no. Ya quiero sentir lo que prometió que sentiría, pero al mismo tiempo quiero echarme para atrás. Pero sé que a estas alturas ya no puedo hacerlo, ya acepté, ya no puedo decirle que no porque entonces se enojará y no sé cómo reacciona cuando está realmente molesto, y tampoco quiero averiguarlo.

Es sólo que..., no creo que esté lista para sentir esto.

Alguien de mi edad no debería hacer estas cosas, no debería sentir estas cosas. Todo tiene su tiempo y yo me estoy adelantando demasiado.

Pero tras haber experimentado lo que se siente, estoy ansiosa por saber si se puede sentir algo más de lo que he sentido ya; quiero quitarme esta duda que no me deja en paz, pero tengo miedo que por sólo resolver una duda, termine obsesionándome y no quiera parar.

Tengo que dejar de pensar en tantas cosas que sólo hacen que me confunda más. Tengo que dejarme llevar, ¿no?... Porque eso es lo que se hace en una situación así, ¿no es verdad?

Espero que sí porque, ya lo estoy haciendo.

Soy consciente de la situación en la que estoy metida cuando siento que me recuesta en una superficie acolchada. Observo a mi alrededor y me doy cuenta que ya estamos en su habitación.

¿Cuándo llegué aquí?

Estaba tan preocupada pensando en lo que hago, que no me di cuenta cuando entramos.

Coloca sus brazos a los costados de mi torso para sostenerse mientras hunde su rostro en mi cuello y comienza a besar, lamer y mordisquear esa zona causándome cientos de sensaciones placenteras, justo como la primera vez.

Se siente tan bien volver a revivirlo. Ahora me arrepiento de haber siquiera pensado en no aceptar su propuesta, me arrepiento de en un principio no haber querido esto.

Mi espalda se arquea un poco en reacción a sus caricias que ahora va descendiendo hacia mi clavícula.

Lleva una mano a la abertura central de mi camisa para comenzar a desabotonarla. Alzo mis caderas cuando intenta desabrochar mi falda para después deslizarla por mis piernas hasta sacarla. Es entonces cuando termina de desabotonar mi camisa. Noto como se separa de mí un poco y me observa. Siento a mi cara arder por la forma en cómo me mira, pero trato de mantener mis emociones a raya.

Después de unos segundos sin que nadie hable, él alza ambas cejas en señal de presión, lo que hace que me confunda. ¿Qué es lo que quiere?

Resopla antes de ordenar en un murmuro ronco–: Quítate la camisa.

Me cuesta unos segundos analizarlo, pero al final termino haciéndolo. Me saco la camisa y él la toma para después dejarla junto a mi falda en la orilla de la cama.

Lleva sus labios de nuevo a mi cuello y comienza a descender hacia mi pecho. Se me escapa un jadeo cuando una de sus manos aprieta uno de mis pechos. Después de unos segundos deja de hacerlo sólo para llevarla hacia mi espalda, justo donde se abrocha mi sujetador. Casi al instante, dejo caer mi espalda contra el colchón aprisionando su mano y no dejándolo que haga lo que iba a hacer.

Me imagino que iba a desabrocharme el sujetador, pero yo no lo dejé. Quería verme, pero yo no quiero que me vea así, no quiero, o por lo menos no aún.

Teach me math, baby » H.SWhere stories live. Discover now