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Marylise

Quiero... Trago saliva y suelto un suspiro, quiero que me toques Digo, en un murmuro profundo. Le miro a los ojos antes de pedir algo que no creí que podría haber pedido antes: Tócame, papi...

~*~

Acabo de decir algo que jamás me hubiese imaginado que diría. Le acabo de pedir que me tocara, se lo acabo de pedir..., y es algo de lo cual no me estoy arrepintiendo.

En verdad quiero que lo haga, quiero que termine con lo que empezó desde hace dos días, quiero sentir eso que dice, quiero que me haga sentir eso que dice, quiero que me enseñe todas esas cosas que prometió que me enseñaría si aceptaba. En verdad lo quiero, en verdad lo deseo.

Siempre fui una persona muy tímida, siempre he sido precavida y pienso en los pro y contra de la situación en la que estoy. Pero ahora esa Marylise osada y decidida se apoderó de mí, porque no creo que la que haya dicho eso sea yo normalmente. Esa Marylise deseosa de salir y hacer lo que nunca imaginé que haría, esa persona soy en este momento y ya no me importa nada más, sólo lo que está a punto de pasar, sólo lo que sentiré y experimentaré a partir de ahora.

Noto como suelta una bocanada de aire y observa mis manos, las cuales aún seguían enganchadas a su camisa. Toma una de estas y yo disminuyo las fuerzas de mi agarre. Es entonces cuando sujeta ambas y las lleva a su cuello, todo esto sin dejar de mirarme a los ojos.

Tengo que alzarme de puntillas porque con mi estatura normal es algo difícil mantenerlas allí.

–¿Estás completamente segura?– Inquiere, dudando claramente de que lo esté.

Me limito a asentir con la cabeza en respuesta.

–Porque no quiero que después tu...– Intenta rebatir, pero no lo dejo que termine.

–Sí...– Murmuro, con mi voz algo temblorosa. Carraspeo un poco tratando de que mi voz vuelva a la normalidad, pero no lo logro muy bien–. Sí quiero– Afirmo, tras unos segundos de silencio.

Intento no mostrarle lo desesperada y ansiosa que estoy, pero se me es una tarea difícil de lograr.

Exhala el aire de sus pulmones mientras asiente con la cabeza; antes de murmurar, con profundidad en su tono de voz–: De acuerdo...

Trago duro cuando posa sus manos alrededor de mi espalda baja y, poco a poco, las va deslizando cada vez más hacia mi trasero. Siento la necesidad de detenerlo, pero sé que si lo hago no obtendré lo que quiero, por lo que lo dejo.

De repente, siento como mis pies ya no tocan el piso. Suelto un chillido que logro callar rápidamente cuando me eleva en el aire para alcanzar su altura. Me sorprende el cómo me levantó sin esfuerzo alguno, pero trato de no poner mucha atención a ello, ya que toda ésta está dirigida a cada uno de sus movimientos.

Vamos a divertirnos...– Dice, en tono sugestivo, elevando ambas cejas en un rápido movimiento y mostrando un poco de sus dientes superiores en una sonrisa.

Inhalo y exhalo aire entrecortadamente debido a la revolución de emociones en la que estoy sumergida en este preciso momento. Me atrevo a devolverle el gesto -la sonrisa-, pero ésta es mucho más tímida y grácil.

–Sostente bien con tus piernas– Ordena, a lo que yo obedezco casi al instante.

Coloco mis piernas alrededor de sus caderas y las aprieto contra su cuerpo para poder sujetarme y no caer. Él me sostiene en el aire apoyando una mano en mi espalda y la otra en mi trasero.

Teach me math, baby » H.SWhere stories live. Discover now