Había pintado, había descargado todos sus sentimientos en uno de sus lienzos, todo lo que sentía estaba justo frente a él, luego como siempre su mente lo ayudo con el rayo de esperanza, necesitaba darse ánimos a sí mismo y lo consiguió, "No es tiempo de rendirse", sonrió ante su obra y se sintió en paz de nuevo, una paz que no había sentido hace mucho tiempo.

Los siguientes 3 años fueron realmente tranquilos, algo sorprendente en la vida de un pintor como el, aun así esa paz no le duro mucho con los sueños que había comenzado a tener cuando estaba recién cumpliendo los 22 años.

La primera vez que soñó con ese lugar se sintió aturdido, era un gran jardín lleno de flores bastante bonitas y en uno de sus extremos había una pequeña mesa blanca. Sintió total tranquilidad hasta que algo lo atravesó, era un niño de quizá 5 o 6 años, no lo sabía muy bien pues no podía ver su rostro, lo único que podía ver era el color de su cabello, un tono rojizo que te hipnotiza por su belleza. El niño corría había la mesa donde había una mujer, tampoco podía verle el rostro pero por la forma en la que abrazaba al niño podía saber con certeza que era la madre.

Soñó esa escena muchas veces y cada vez que lo hacía sentía la calidez de los sentimientos de aquellas 2 personas, por desgracia una noche aquello cambio. Se vio a si mismo dentro de una habitación y pudo ver al niño llorándole en silencio al cuerpo muerto de su madre, hubiera deseado reconfortarlo pero no era posible, el parecía no existir en ese lugar, por lo que solo pudo quedarse a su lado mientras el menor lloraba pidiendo a su madre de vuelta.

A partir de aquella noche todos los sueños eran distintos, peleas con un hombre mayor, salidas con malas compañías, fiestas, mujeres gritándole al chico. Había visto tantas cosas sobre el chico que creía que nada le podría sorprender más del chico, lo único curioso en todos esos sueños es que el jamás había visto su rostro, al inicio no le había afectado mucho pero luego de unos meses parecía desesperado por dormir de nuevo y esperar con el deseo de al fin poder ver su rostro.

Una noche antes de cumplir los 23 tuvo un sueño que el jamás espero, vio al chico llorar nuevamente, gritando maldiciones y palabras de odio a medio mundo, luego lo vio comenzar a cortarse. Tanto la escena como su corazón se detuvieron, aprovechando el momento se acercó al chico para tocar los cortes recién hechos, su mirada se posó en el rostro del chico logrando por fin ver cómo era realmente, era de rasgos finos pero bastante lindos, sus ojos do colores rojo y dorado y bajo estos pequeñas ojeras, él era en una palabra guapo aunque le dolía su apariencia, pero lo que más le dolía de todo él, era ver lo que había escrito con los cortes en sus brazos, una frase que realmente le destrozo el corazón.

"No soy perfecto"

Su sueño acabo ahí, su cuerpo temblaba mientras se levantaba de su cama, camino hasta su estudio de pintura, tomo uno de sus lienzos y comenzó a pintar al menor, poco le importaba no haber desayunado y mucho menos le importaba estar cumpliendo 23 años ese día, lo único que le importaba era pintar al chico de sus sueños, un chico que ante sus ojos sin duda era perfecto.

Había terminado la pintura un día antes de una exposición de arte a la que tenía que llevar una de sus obras, no pensaba llevar ninguna pero algo le decía que si quería salvar a aquel chico esa pintura debía ser presentada. La había llevado y había sido colocada en uno de los mejores lugares para ser exhibida, poco le importaba aquello, lo que pedía de corazón es que el chico de sus sueños viera aquella pintura y pudiera hacer algo bueno con su vida... Ese era su único deseo ahora.

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Dos años habían pasado desde que aquella pintura había sido presentada, había recibido múltiples felicitaciones por aquella obra porque sin duda era un trabajo nunca antes visto. Algo que el sabia pues en su mente jamás había pasado hacer ese tipo de pintura, pero si era por aquel ángel no se arrepentía de cambiar un poco sus obras, si estas lo animaban no había manera de que el se arrepintiera.

Aquel día para su buena o mala suerte había ido a una entrevista que había pospuesto durante meses ¿Por qué había aceptado ahora? No tenía ni idea pero estaba ahí para comprobarlo. Las preguntas eran las típicas, "¿Cómo había iniciado todo? ¿Tenía el apoyo de su familia desde el inicio?" Cosas así que realmente ya había contestado en el pasado, aun así cuando llego la pregunta sobre aquella obra, el sonrió y dijo que todo se lo debía a un sueño.

Cuando la entrevista termino salió del lugar y mientras caminaba alguien lo tomo del brazo, iba a decir algo pero su voz se vio callada cuando vio al chico que lo sostenía, sus ojos se abrieron con asombro mientras ese chico se acercaba a su oído para decirle algo, luego de terminar de decirle lo necesitaba, se dio la vuelta y entro al lugar donde él había salido.

Su corazón latía a mil por hora pero no podía quedarse parado ahí, se dio la vuelta y siguió su camino mientras mantenía su cabeza abajo, al salir del lugar sonrió con felicidad y subió la mirada y mientras caminaba lejos las palabras del chico inundaron sus oídos nuevamente.

"Tú también eres perfecto para mi"

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Bien esto es todo, espero les gustara 

Nos leemos pronto 



Malditamente PerfectoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant