—¡Por Dios!

Connor me habla de ellos. Aparentemente, son muy conocidos en Canadá: algo que ver con donuts, hockey y bonetes.

—¿Qué es un bonete? — tengo que preguntarle.

—Ah, sí, es verdad. Siempre se me olvida que aquí no los llamáis así. Es un gorro de invierno.

—¿Y por qué no lo llamáis simplemente gorro de lana?

—Es un gorro especial. Tiene un pompón.

—Bueno, pues si tiene un pompón, entonces...

Connor se pone una crema solar con un nivel de protección industrial.

—¿Cómo está el agua?

—Por ahí dicen que está genial.

—¿Todavía no te has metido?

—Ni me voy a meter.

—¿Por qué no? Hace como cuarenta grados fuera.

—Me gusta el calor.

Menuda mentira. Pero prefiero mentir a tener que explicar de dónde proviene mi miedo al agua. Connor probablemente no sepa lo del accidente. Cuando se mudó aquí, era una historia pasada de moda en el departamento de cotilleos del supermercado.

Me paso las horas siguientes hojeando con parsimonia mis revistas de cotilleos, sudando más de lo que parece humanamente posible, hablando con Connor y lanzándole miraditas a Justin. Cuando el calor se vuelve insoportable, empiezo a recoger mis cosas.

—¿Puedo preguntarte algo? — me dice Connor.

—Claro.

—¿Te apetece... quieres... quieres que hagamos algo algún día?

Oh, no. Tenía la sensación de que esto iba a pasar. Desde aquel día el curso pasado que Connor me dijo que pensaba que era guapa, me he temido que fuera a decirme esto. Aun así, tengo que aclararlo.

—¿Te refieres a... una cita?

—Sí.

Bueno, aquí es donde la cosa se complica. No puedo decirle a Connor directamente que tengo novio, porque querrá saber quién y entonces, ¿qué podría contarle? ¿Y cómo puedo darle a entender que no estoy disponible sin explicarle por qué?

La única persona que sabe la verdad sobre Justin y yo es Blake. Sé que puedo confiar en que no se lo dirá a Erin ni a nadie más. Al principio no iba a contarle lo nuestro, pero me moría por decírselo a alguien, así que se lo confesé todo a Blake, desde el primer beso. Blake está extasiado. No podría estar más emocionado por mí.

—Mmm... —Connor es un tipo genial y siempre ha sido super amable conmigo, pero no hay chispa. Quizá podría decirle simplemente que me gusta, pero solo como amigo. ¿No es lo que haría si no estuviera saliendo con Justin? —. Yo, ehhh... —Aunque eso suena fatal. No quiero hacerle daño. Y quizá no quiera ser mi amigo después de escucharlo—. No puedo salir contigo.

Connor estudia detenidamente el alce de su toalla.

—Es porque... — No quiero que empiece a comportarse raro conmigo, así que tengo que decirle algo —. ¿Puedes guardarme un secreto?

—Claro — dice Connor —. Se me da muy bien.

—De acuerdo, entonces... Estoy saliendo con alguien. Pero es secreto, así que no se lo puedes contar a nadie.

—¿Con quién?

—No te lo puedo decir.

—No se lo contaré a nadie.

—Sí, pero aun así, no te lo puedo decir.

Connor sonríe maliciosamente.

—¿Es un asunto escandaloso?

—Más o menos — Me alivia hablar de Justin aunque Connor no sepa de quién estamos hablando. Me hace sentir ligera —. Siento no poder contarlo.

—Bueno, por lo menos no me han rechazado, ¿eh?

—No has sido rechazado.

—Estaba claro que no estabas disponible. ¿Cómo ibas a estarlo?

—Eres muy amable — Meto mi botella de agua en la mochila y me pongo las chanclas —. ¿Nos vemos luego?

—¿Vas a volver?

—No, quería decir... otro día.

—Ah, claro.

Cuando camino junto a la silla de socorrista de Justin, me cuesta mucho no decirle nada. Tenía planeado encontrarme aquí con él más tarde, esta noche, pero Connor me va a estar observando. No quiero que empiece a sospechar, así que paso junto a Justin sin siquiera mirarlo. 


El novio de mi mejor amiga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora