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Estados Unidos se había unido a la guerra finalmente, dejando el destino de Melody totalmente incierto. Incluso cuando ya habían pasado poco más de dos semanas desde la noticia y su confirmación en los medios, aún no sabía que debía hacer, ¿Irse de Brooklyn, lejos de la guerra? ¿O quedarse y ver cómo todos se veían afectados, perdiendolo todo o muriendo, sin poder hacer nada demasiado arriesgado para no exponerse?

Tenía el bolso con la mayoría de sus pertenencias armado a un lado de su cama, y el dibujo de Bucky sobre el escritorio. Durante las tardes, miraba ambos totalmente perdida y desconcertada, incapaz de decidir entre ambos.

Era navidad, la tensión que se sentía desde el anuncio de la unión a la guerra parecía mucho más fuerte aquel día durante la cena entre las muchachas, pero al menos intentaron dejarlo de lado durante el pequeño brindis entre las presentes, algunas pocas muchachas que no habían ido a visitar a sus familias y las Hermanas.

Eran pasadas las doce de la noche, Melody permanecía sobre la esquina de su cama, pensando seriamente en su siguiente paso. No podía quitar de su mente la imagen de las muchachas alrededor de la mesa, casi en silencio, intentando mantener una cena tranquila. Para el final de la misma, la tensión parecía haberse esfumado, pero podía notarse en sus ojos tristes la tensión.

La mayoría vivía lejos de su familia, otras pocas estaban totalmente solas, y ninguna —como Melody— sabía qué debía hacer.

Empujó el bolso bajo la cama con su pie, si iba a irse no lo haría en medio de la noche así que decidió que debía dormir, al menos un par de horas antes de seguir debatiendo internamente. Se cambió al camisón y los pantalones de seda antes de recostarse.

Estaba segura que en cualquier otro momento de su vida no lo hubiera dudado. Si la situación fuera distinta, ya hubiera huido de Estados Unidos lo más antes posible. Pero durante los últimos tres meses, Melody había forjado una relación con Bucky y Steve, una amistad bella a la que no había podido negarse ya que nunca había tenido nada como eso. Claro que su relación con Bucky era un poco más profunda, había aprovechado esos tres meses para poder conocerlo lo mejor posible —algo que nunca había hecho—, y para poder soltarse un poco ante él. Él aún no sabía de su verdadero pasado, pero sabía cosas que Melody jamás había podido decir en voz alta.

La noche era helada, los pequeños copos de nieve caían sobre la ventana y se acumulaban al borde de ésta. Los veía caer desde la comodidad de su cama, oculta bajo varias mantas para evitar sentir el frío invernal. Sus ojos se iban cerrando lentamente mientras pasaban los segundos, no estaba cansada, pero no podía evitarlo.

Un ruido fuerte contra la ventana la sacó de su ensoñación, despertandola instantáneamente. Un horrible sentimiento recorrió sus huesos, no se sentía preparada en absoluto. Se levantó de la cama y rebuscó rápidamente sobre el escritorio algo que pudiera servirle, pero sólo tenía algunos lápices con punta. Los tomó a pesar de que sabía que no servirían de mucho, quizá al menos podría distraer a su hermana hasta ver la oportunidad de vencerla.

Iridescent [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora