UNA NOCHE MUY EXTRAÑA

Comenzar desde el principio
                                    

Seguí discutiendo conmigo mismo-he de parecer un loco- hasta que llegamos a nuestro destino a mitad de la tarde, fuimos a la casa del cliente y en poco más de tres horas acabamos el trabajo. Regresamos a la casa del cliente donde recibimos el pago acordado; sin embargo, ya era bien entrada la noche y decidimos que era mejor esperar hasta la mañana para regresar a Magnolia.

Llegamos a una pequeña casa que funcionaba como hotel, se veía linda a decir verdad, y era uno de los pocos lugares que por suerte no destruimos hace un rato.
Entramos, y una chica de cabello negro nos atendió.

-¡Buenas noches!-Dijo sonriente- ¿Desea una habitación para dos?

¿Qué? ¿Acaso nos vio pinta de pareja yaoi?

-No... Dos habitaciones estarían bien.-Le dije, es mejor que me encargue yo de estas cosas, a Natsu no se le da muy bien que digamos.

-Con gusto.-Contestó para luego ponerse a revisar unas hojas que tenía cerca, segundos después, alzó la vista viéndonos un poco nerviosa-Disculpen... Sólo tenemos una habitación para dos disponible...

-¿Ah?-Respondimos los dos-Bueno, al menos tiene camas individuales, ¿verdad?-Esto último lo dije yo.

-Verán... No, tiene una sola cama. ¿Está bien esa?-Dijo buscando nuestra aprobación.

Nos volteamos a ver el uno al otro y como si pensáramos igual, asentimos con la cabeza aceptando la oferta. No porque nos agradara, de hecho ambos pusimos cara de susto de pensar que tendríamos que dormir el uno con el otro, sino porque no teníamos otra opción.
La pelinegra sonrió, supongo que aliviada, y nos entregó la llave de la habitación, nos indicó que estaba en la segunda planta, al final.
Llegamos a ella bastante rápido, no era ni muy chica ni muy grande, incluso era bastante acogedora y con un baño bastante cómodo, a pesar de ser pequeño.

-Oye, Natsu.

-¿Qué quieres, Gray?

-Iré a tomar una ducha, así que no entres al baño

-¿Y para qué entraría de todos modos?-Sólo sonreí ante esto último ya que decenas de imágenes sobre para qué entraría pasaron por mi cabeza, aunque no es que me haga feliz imaginar todas esas cosas. Quería estar solo, he andado distraído desde que llegué a la conclusión de que Natsu (aunque aún me cuesta admitirlo) es lindo, y quiero meditar bien sobre ello.

Me bañé bastante rápido, estaba cansado y quería ir a dormir, aunque esas muchas imágenes no dejaban de pasar por mi cabeza y estar en la ducha no ayudó en nada. Salgo, con una toalla sujeta a mi cintura, y me voy encontrando con Natsu desvistiéndose, siento cómo mis mejillas comienzan a arder poco a poco.

-¿Q-Qué ves?-Me pregunta algo nervioso, ¿nervioso? ¿Por qué estaría nervioso?

-Nada-Dije disimulando lo más que pude-, sólo creí que ya te habrías cambiado.

No me respondió, sólo apartó la vista, aunque desde lejos podía ver que estaba sonrojado y no entiendo el porqué. ¡Ah, joder! ¡Cómo puede actuar de manera tan adorable cuando tengo todos estos pensamientos! Tranquilo Gray, respira, recuéstate en la cama y cálmate. Pero aunque mi voz de la razón me diga eso, no logro calmarme, ya respiré, ya me acosté y aun nada.
Y para variar, ahora Natsu se acuesta a mi lado; debo mantener la compostura, no puedo hacerle nada a este crío que probablemente ni siquiera ha besado a alguien alguna vez en su vida.

-Gray...-Me sacó de mis pensamientos su voz, que suena tan apacible.

-¿Qué sucede, Natsu?

-¿Estás bien? Actúas raro desde la mañana.- ¿Se dio cuenta? Bueno, no niego que es muy perspicaz.

UNA NOCHE MUY EXTRAÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora