Y yo le había entregado todo mí desde hacía mucho tiempo.

— Sav... — susurró, sobre mi cabello.

— Entiendo si tu no sientes lo mismo. Pero quería decírtelo.

— No pienses eso — tomó mi rostro entre sus manos haciéndome ver sus ojos de un deslumbrador verde —, no sabes cómo me siento en este momento, es inexplicable la felicidad que puedes sentir al escuchar esas dos palabas — sonrió —. Te amo.

Fin del Flashback.


— ¿Estas lista? — la voz de Bestian me sacó de mis pensamientos, haciéndome girar y ver a mi mejor amigo.

— Nunca voy a estarlo — suspiré —, pero esto es lo mejor.

— Sigo sin estar de acuerdo. Podemos solucionarlo, juntos.

— No. No podemos, yo puedo hacerlo.

— No quiero que te lastimen Sav — tomó mis manos —, eres mi hermana y mejor amiga. Siempre íbamos a estar juntos. ¿Lo recuerdas?

— Los "siempre" no existen Bestian, ni para nosotros los inmortales.

— Entonces promete que escribirás cada mes.

— Lo prometo — sonreí.

— ¿Volverás?

— Sí — afirmé, estando segura —. Volveré y todo será mucho mejor que ahora.

— Te extrañaré — me abrazó.

— Y yo. Cuida a todos. ¿Sí? Esto lo hago por todos.

— Los cuidaré. Ellos ya son mi familia.

Asentí y le entregué las dos cartas que había escrito toda la noche.

— Ésta es para mi familia y para mi hija, quiero que le hables de mí y que se la des cuando sepas que esté preparada.

Asintió.

— ¿Y esos diarios y la carta? — señaló el escritorio.

— Son para Marcus — dejé una carta sobre la cama y tomé todos los diarios.

— ¿Que harás con ellos?

— Nada, los dejare en el ático — lo miré con una mueca —, tengo que prepara las cosas, te importaría dejarme sola.

— Claro.

— Lo siento, sabes que esto no es fácil para nadie y menos para mí, necesito pensar.

— Bien. Solo cuídate — dejó un beso en mi mejilla —. Te extrañaré.

— Y yo. Cuídate igual.

No dijo nada más y salió del cuarto, tomé los diarios y subí al pequeño ático que había en la casa, encendí la luz y tomé una de las cajas que había allí colocando los diarios ahí, sabiendo que algún día Marcus los encontraría.

Bajé al primer piso y tomé mi chaqueta, no necesitaba llevarme nada más que una foto arrugada mía y de Marcus. Las lágrimas comenzaban a brotar, pero no me daría el lujo de llorar, tendría tiempo para hacerlo. Giré sobre mis talones y vi la casa por última vez, los recuerdos y la melancolía se oprimían en mi pecho, pero solo volví a girar y comencé a correr hacia el bosque en donde me encontraría con Robert.

— Al fin llegas — reconocí su voz cuando estuve en el centro del bosque.

— Ya estoy aquí.

— Tu hija llegara a la casa de tu amiga con uno de los míos — me informó.

— Ese no era el trato.

— Tenia que asegúrame que vengas conmigo — se encogió de hombros —, una vez que estemos lejos de aquí, tu hija estará con tu familia.

— ¿Y cómo me aseguro yo de que estará ahí?

— Deberás confiar si quieres verla, una niña muy linda por cierto.

— Bien.

— Bien hija, volvamos a casa — me extendió la mano pero me negué a aceptarla y caminé hasta quedar a su lado. Si una última mirada hacia atrás, deseando que todo fuese de otra manera.

Mantenía la esperanza de algún día volver.



NARRA MARCUS:

Abrí la carta con mis manos temblando y sintiendo como mi corazón queriendo salir de mi pecho, sólo rogaba que no fuese lo que me imaginaba.

Querido Marcus:

Sé que te preguntas el por qué esta carta, y creo que sabes tan bien como yo la respuesta al no ver mis cosas.

Me he ido Marcus.

Y lo sabes.

Puedes odiarme todo lo que quieras y sé que lo harás; no te pido que no lo hagas, tienes todo el derecho.

Sé que piensas que rompí una de nuestras promesas.

¿Recuerdas?

Te prometí no abandonarte. Desde tú punto de vista... la he roto, pero no es así, por más que no esté allí nunca te abandonaré amor mío. Te pertenezco, mi alma te pertenece.

Ódiame. Así por lo menos sé que aún despierto algún sentimiento en ti.

No hace falta que te dé explicaciones, si me he ido ha sido porque quería y NADIE me ha obligado. Ésta es mi decisión.

NO me busques, el amor no se busca. Él te encuentra y nuestro amor nos volverá a unir en esta vida (ojalá) o en otra.

Olvídame.

Olvida todo de mí, de nosotros, olvida lo que nunca fuimos y lo quizás seremos.

Llámame egoísta:

Pensé primero en ti y luego en nosotros.

Pensé primero en los demás y luego en nosotros.

¿Recuerdas éstas palabras?

"Te amo"

No pienses que lo dije en forma de despedida, porque esto no es una despedida, ni un hasta pronto.

Sólo es un: hasta que el destino nos una. Hasta que el tiempo nos una.

"Recuérdame"

Aunque me olvides.


Siempre tu amor
Savannah.

Ella se había ido y mi mundo se derrumbó. No quedaba nada en mí, porque se olvidó que mi alma le pertenecía también.

FIN

FIN

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She is my mate.Where stories live. Discover now