GOT: The Lioness of House Baratheon.

1. El Nacimiento

Cersei Lannister sonrió mientras disfrutaba su desayuno al aire libre después de días de lluvia, durante los meses que llevaba la corte en la casa ancestral de Robert la mitad del tiempo había estado lloviendo, dejando a los demás días llenos de lodo y charcos por todos lados provocando que sus vestidos se llenaran de lodo y sus zapatos terminaran inservibles, eran pocos los días como este que ella podía salir de las murallas del castillo y disfrutar de las últimas semanas de su embarazo.

Mientras uno de los sirvientes traía más tartas de fresas Cersei miró alrededor de ella como su damas bordaban las mantas y ropa de su primogénito con los escudos Baratheon y Lannister por todos lados, su sonrisa se ensanchó aún más si era posible, todos estaban tan emocionados por el nacimiento del heredero de Robert, un nuevo príncipe para una nueva dinastía que jamás podrían imaginar que el bebé en su vientre era suyo y de su hermano.

Si cerraba los ojos Cersei aún podía recordar perfectamente las horas y días que siguieron después que ella y Robert se casaran en el Septo de Baelor. Podía ver claramente cómo la multitud los vitoreaba en su regreso a la Fortaleza Roja, como gritaban su nombre llenos de adoración, ¿y cómo no iban a hacerlo? ella era mucho más bella que Elia Martell con su pecho plano y tan enfermiza que apenas podía montar a caballo, durante la cena escuchó a los nobles hablando como el banquete de bodas había sido el más grande visto en años, un claro ejemplo de la riqueza Lannister eso la llenaba de orgullo, ese banquete era una muestra del poder que su familia traía al trono, pero lo que más satisfacción le daba era la mirada de envidia que las chicas le dirigían cada vez que bailaba con Robert, pero él era de ella y mataría a cualquiera que se atreviera meterse entre ellos.

Sin embargo todo cambió durante la noche cuando Robert le había susurrado el nombre de Lyanna al oído una vez que la había tomado por primera vez para después caer inconsciente sobre ella, aun así ella no lo culpó, el alcohol confunde la mente incluso una parte estaba agradecida de que él estuviera demasiado borracho para no notar la falta de sangre en las sábanas.

La mañana del torneo se puso su mejor vestido y se dirigió a la arena lista para apoyar a su esposo, cuando lo vio en su armadura, alto, fuerte con la barba negra, sabía que era un verdadero rey, al final de la justa Robert fue nombrado ganador, espoleó su caballo y se dirigió hacia donde estaba ella para colocar el laurel de reina de la belleza en su regazo con una sonrisa y brillo en sus ojos que Cersei no olvidaría

—Para mi reina.

Las personas vitorearon tan fuerte ante su nuevo Rey que los años venideros el pueblo llano contaría como el sonido se escuchaba afuera de las murallas y los nuevos reyes parecían salidos de las canciones.

En ese momento se sintió en la cima dorada y perdonó el error de Robert de esa noche, Cersei estaba deslumbrada por los cuentos sobre su amor por Lyanna Stark, cuando su señor padre le dijo que se casaría con él, lo primero que pensó fue que un hombre que podía amar a una mujer hasta el punto de comenzar una guerra sin duda la amaría a ella aún más, ella quien era más hermosa, mejor educada.

Pero demasiado pronto descubrió que eso nunca iba a suceder, Robert Baratheon no le importaba, todo lo que le importaba era una mujer muerta, las próximas noches Cersei se acostumbró a quedarse sentada a los pies de la cama una vez que su esposo había terminado de complacerse con su cuerpo. Ella había tratado de disfrutar el acto pero a él solo le importaba su propio placer. Lo había adorado y había hecho todo lo que le había pedido. Se sentó a su lado, se rio de sus comentarios, escogía los mejores vestidos para verse aún más hermosa pero eso a él no le había importado.

Fue así que regresó a los brazos de su hermano, su otra mitad y cada anoche después de que Robert se desmayara en su cama de lo ebrio ella iba con Jaime para borrar cualquier rastro de los besos y caricias que Robert dejará.