La muñeca

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Me quede contemplando a aquella muñeca que tanto miedo me daba cuando era pequeña. Era una muñeca que tiene 50 años, es de mi abuela y jugaba con ella cuando era solo una niña. 

Siempre supuse que la casa de mi abuela era lo mejor, aunque un poco terrorífica. Era muy espaciosa, tenia 5 habitaciones en donde todo se encontraba ordenado, hasta la casa del perro. Tenia un pasillo al costado de la casa que era desde el patio trasero hacia el patio delantero, y terminaba en una puerta. Por una de las habitaciones, la que antes era el cuarto de mi padre, tiene una ventaba que muestra el pasillo. De noche, dormir en la habitación era la pesadilla de las niñas miedosas, como mis primas.

Toda esa casa la construyo mi abuelo, solo, con sus propias manos. Por alguna razón, mi abuela colocaba detrás de las puertas escobas al revez. Dice que son para espantar a los malos espíritus. Y en la habitación donde siempre estaba la muñeca sentada en una silla, la habitación de mi padre, había como 5 escobas detrás de la puerta.

La muñeca era de lo mas extraña. Su pelo era blanco, como si antes hubiera sido negro pero le hayan crecido canas. Tenia solo un tapa-rabos como ropa y cuando la acuestas cierra los ojos. Mi "nona" decía que antes hablaba y cantaba una hermosa canción. 

Todos los viernes toda la familia se reunía ahí. Mi abuela preparaba sus famosos canelones con relleno de salsa de espinaca. Yo, katherine, y ella, Alice, subíamos a la terraza para no tener que escuchar la conversaciones sobre política y deportes, aburridas para las dos y para divertirnos un poco.

Suena el timbre, de seguro era ella. Yo me acerco con mi abuela a la puerta y les abrimos. 

-¡Hola oso de peluche!- Dije, refiriéndome a su pelo rizado y ruloso que tanto me gustaba- ¿Vamos a la terraza?-.

- Hoy no- Dice mi madre, cuando nos encontrábamos en la mesa- Esta haciendo mucho frió y no quiero que te enfermes-.

- Pero mama...- Dijimos las dos quejándonos-.

- Tiene razón- Dice mi tía- Vayan a la habitación a jugar con la muñeca-.

- Pero mama...- Dice Alice- Tenemos 11 años, necesitamos diversión- Su madre le muestra una cara severa y las dos, con los brazos colgando y sin ánimos, vamos a la pieza.

Yo cierro la puerta con brutalidad, y me apoyo en ella.

- ¡No puede ser posible! Ni que tuviéramos 7 años- Digo gritando- Acá me siento encerrada, y además jugar con esa muñeca con cara de psicópata- Y señalo a la muñeca.

- Arggg joder ¡esto es horrible!- Dice Alice- Nos tratan como niñas...¿pero si les insistimos?-.

- No va a servir, mi mama es mas firme que un árbol, hasta capaz que me pegue si digo algo-.

- Entonces hagamos algo interesante- Y empieza a revisar todos los cajones.De seguro si se daban cuenta de lo que hacíamos nuestros padres nos matarían, pero, que mas da- ¡Mira!- Me acerco a ella- Ella es la nona, es igual a ti-.

Observo la foto en blanco y negro, si es igual a mi, como dice todo el mundo. Tiene el pelo corto, como se usaba en esa época, un  flequillo que tapaba la frente, ojos marrones, nariz bastante grande, mi gemela.

- Cierto, y mira esta foto de tu padre- Digo y le muestro la foto- Eres igual a ella, solo que diferente sexo ¿no? Jeje- Ella me intenta pegar y yo la esquivo.

- Y por acá- Y se acerca a la puerta. Cuando apenas la abre, todas las escobas caen al suelo haciendo un estruendo.

Desesperadas, colocamos las escobas, no al revés como estaban, sino de la forma normal, con suerte, no se daría cuenta. Volvemos a guardar todas las fotos que estaban tiradas en la cama y nos tiramos en la cama, como si no hubiese pasado nada.

La muñecaWhere stories live. Discover now